Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019
nantes, en una fuente de confianza y se-
guridad. Por suerte, el pasado se deja
“interpretar”; la historia de cualquier país
es bastante oscura, compleja y ambigua
como para que cualquiera destaque lo
que le apetezca. “A medida que las es-
peranzas de progreso se desvanecen –
dice Bauman–, la herencia histórica nos
trae el consuelo de la tradición” (Bau-
man, 2017, pos. Kindle 958).
pueblo? Los “otros”, como hemos dicho;
los que no son de los nuestros, quienes
con su cercanía nos cuestionan y nos de-
bilitan, aunque así nos confirmen también
como comunidad: “Ese frente unido de
‘inmigrantes’, la encarnación más tangi-
ble de la ‘otredad’, está destinado a reunir
la difusa variedad de individuos temero-
sos y desorientados en algo que recuer-
da vagamente una ‘comunidad nacional’,
determinando así una de las pocas tareas
que los gobiernos actuales son capaces
de llevar a cabo” (Bauman, 2000, pos.
Kindle 2457). El rechazo de los inmigran-
tes es una estrategia de cohesión nacio-
nal que el populismo explota tanto como
puede y que constituye el primer punto
de su programa político una vez llega al
gobierno. Bauman concede un valor pa-
radigmático a lo que aparece en boca de
un político populista italiano en la nove-
la Dead Lagoon, de Michael Dibdin: “No
puede haber verdaderos amigos sin ver-
daderos enemigos. A menos que odie-
mos lo que no somos, no podemos amar
lo que somos. Estas son las viejas verda-
des que vamos descubriendo de nuevo
dolorosamente tras más de un siglo de
hipocresía sentimental. ¡Quienes las nie-
gan, niegan a su familia, su herencia, su
cultura, su patrimonio y a sí mismos! No
se les perdonará fácilmente” (Bauman,
2017, pos. Kindle 2608).
Sentirse parte de una nación valiente,
viva y en marcha, nos permite saber
quiénes somos y dónde estamos, nos
dota de identidad, nos llena de orgullo,
nos vincula a otros ciudadanos que sen-
timos como semejantes, compatriotas,
nos da energía para luchar contra una
realidad opresora y deprimente. “La Bi-
blia nos dice: ¡Qué bueno y placentero
es que el pueblo de Dios viva unido!”, re-
cordaba Trump en su discurso de toma
de posesión (Trump, 2017)
J. Arcenillas, Sleepers
Fortalecer el “nosotros”, la comunidad
nacional, es el medio y el fin de la políti-
ca populista.
Y no hay nada que cohesione más un
grupo que hacerle creer que vive bajo una
amenaza que sólo podrá combatir si per-
manece unido. Pero, ¿quién amenaza al
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