Populismos periferiacpg-2019 | Page 52

Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 tancias tradicionales o modernas dotadas de autoridad y permanencia, que fijaban el marco estable de la existencia perso- nal y merecían la lealtad y la confianza de la gente, se han vuelto inconsistentes, variables, débiles, no fiables: “Salimos de la época de los grupos de referencia preasignados para desplazarnos hacia una era de ‘comparación universal’ en la que el destino de la labor de construcción individual está endémica e irremediable- mente indefinido, no dado de antemano, y tiende a pasar por numerosos y profun- dos cambios”(Bauman, 2000, pos. Kind- le 163). Las consecuencias para las per- sonas han sido la privatización de la vida (todo lo que hago, todo lo que me pasa, “es cosa mía” ...), la desorientación, la in- certidumbre, la inseguridad y el escepti- cismo con relación a lo que es común. lismo pone a nuestra disposición infinitas posibilidades de consumo que no tienen en cuenta nuestras necesidades reales, sino nuestros deseos, que brotan sin ce- sar. Las personas viven abocadas a una perpetua inquietud porque nunca se sa- tisfacen con lo que pronto se vuelve ob- soleto, lo que es efímero e inconsistente. “Para que las posibilidades sigan siendo infinitas –escribe Bauman–, no hay que permitir que ninguna de ellas se petrifique cobrando realidad eternamente”; “la in- certidumbre está condenada a convertir- se en una permanente mosca en la sopa de la libre elección” (Bauman, 2000, pos. Kindle 1373 y 1992). Sociedad líquida y consumismo son, pues, las dos caras de la misma mo- neda; la liberación de los individuos en relación a cualquier patrón estable los ha conducido a la vida sin norte de los catacaldos. Para venderlo todo a cual- quiera, el capitalismo necesita licuarlo todo; precisa individuos más que ciuda- danos, quiere gente permanentemente desorientada e insatisfecha. Una sociedad así, “líquida”, ha sido el te- rreno propicio para el desarrollo del capi- talismo del consumo, que ha sustituido el capitalismo (fordista) centrado en la pro- ducción y el “bienestar”. A los individuos completamente “liberados” de referentes sociales y culturales “pesados”, lo único que les queda es saltar de una cosa a otra, probarlo todo, experimentar y seguir siempre buscando una nueva oferta, ins- talarse en la cadena interminable de los deseos. Cuando no hay metas mayores legitimadas por grandes ideales (Justicia, Igualdad, Socialismo, etc.), sólo quedan los objetivos menores y particulares, que se pueden adquirir al contado o a crédi- to. El dinero se ha convertido en la base de la existencia. “Por suerte”, el capita- El otro rasgo que define la sociedad líquida en la modernidad tardía es la autonomiza- ción del poder económico en relación con cualquier territorio propiciada por las tec- nologías de la información y los actuales medios de transporte. De ello se deriva lo que Bauman considera una característica fundamental de nuestro tiempo: el divor- cio entre el poder real y la política. 52