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Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 nosotros” (Bauman, 2004, p. 187). Las categorías más importantes de pertenen- cia que contribuyen a la formación de la identidad individual son: la lengua, la clase social, la etnia, el colectivo territorial (ciu- dad, región y nación), los grupos de edad y el género. Pero cada una de ellas tiene más o menos importancia y visibilidad en cada momento de la vida. Por ejemplo, para un nacionalista, la lengua y el territo- rio tienen una relevancia superior a la de las demás categorías, mientras que, para una persona desempleada, la categoría fundamental puede ser la clase social. Aproximación filosófica al concepto de identidad El concepto de identidad, que puso so- bre la mesa Parménides, se ha analiza- do en filosofía desde dos perspectivas diferentes: la ontológica y la lógica. En la perspectiva que tiene este artículo, debe- mos reseñar que en lógica de términos, el principio de identidad subraya el concep- to de pertenencia, puesto que se enuncia como A pertenece a A; un concepto, el de pertenencia, que tiene una gran trascen- dencia cuando se analiza el concepto de identidad desde la perspectiva sociopolí- tica. Vista la cuestión de la identidad des- de la perspectiva individual, pensaremos que todo individuo es idéntico a sí mismo, algo que no es sino una consecuencia del principio ontológico de identidad. Aho- ra bien, tomada así la identidad, cuando pretendemos determinar la identidad de algo y la identificamos con la esencia, el entendimiento nos conduce a eliminar la pluralidad, aquello que singulariza a los seres, de aquello que le hace ser lo que es y, por consiguiente, idéntico a sí mismo, porque, en la perspectiva metafísica, sue- le entenderse que lo que compone esa pluralidad es algo accidental, accesorio o circunstancial; separando lo que identifi- ca respecto de lo que individualiza a los seres, como si los aspectos o detalles que los individualizan no formaran parte de aquello que los identifica, o no contri- buyeran a conformarlo. Así pues, cuan- do aquello que provee de singularidad a algo se identifica con la esencia y ésta se opone a la existencia o cuando tratamos de explicar la realidad y la dividimos en sustancia y accidentes, establecemos como paradigma de la realidad una visión dual, escindida de la propia realidad, de aquello que realmente es uno y lo es en y por la pluralidad de la que se compone. Frente a la visión tradicional, parmenidea, aristotélica o racionalista, para enfrentar- se al problema de la identidad desde la perspectiva antropológico-ético-política del ser humano, es preciso superar esa dualidad y comprender en la identidad no sólo lo que constituye su esencia sino también y de manera muy relevante cuan- to lo individualiza y contribuye a vincularlo con quienes comparte -o cree compar- tir- la totalidad o un parte significativa de esos elementos individualizadores. Sólo así podemos enfrentarnos, por ejemplo, al problema del nacionalismo y al del po- pulismo, entendido éste como demago- gia y, sobre todo, como pensamiento dé- bil. Solamente así podremos alcanzar una visión compleja de una realidad compleja. 112