Populismos periferiacpg-2019 | Page 109

Perifèria. Cristianisme, Postmodernitat, Globalització 6/2019 impactar en la sensibilidad, a conmover, y no orientado a la razón, lo que evidencia su falta de fundamento así como sus in- tenciones. Los discursos populistas iden- tifican al pueblo con la nación, y utilizan nación y Estado como si fueran necesa- riamente unidos. De ahí los líderes popu- listas deducen, por ejemplo, la defensa del derecho de los pueblos a autodeter- minarse, a pesar de que éstos formen parte de un Estado regido por una cons- titución democrática. Los nacionalismos utilizan la supuesta analogía entre nación y pueblo para construir la identidad de los grupos sociales a los que se dirigen. Sus discursos –y sus actitudes– tienen un cierto carácter maniqueo, precisamente porque son discursos excluyentes, pues- to que, al tomar el concepto de pueblo como una unidad indivisible, señalan a los “otros” como una amenaza para ellos, es decir, para su identidad nacional. En todo caso, nacionalismo y populismo no son fenómenos políticos uniformes. Existen diferencias entre las formaciones políticas populistas de izquierdas y de derechas. En el primer caso, las referen- cias a la nación o a la patria suelen tener un carácter menos fuerte o extremo que en el caso de las derechas nacionalistas, que tienen un carácter centrípeto y aisla- cionista, como se ha evidenciado recien- temente en el caso de las migraciones. A esto se añade en algunos casos, y dentro de Europa, un sentimiento de euroescep- ticismo, que los lleva a denunciar la pér- dida de soberanía nacional. Ahora bien, cada formación política tiene particulari- dades que las diferencian de las demás, como sucede, por ejemplo, con la Liga Norte italiana de Salvini, el Frente Nacio- nal francés que preside Marine Le Pen, Viktor Orbán (Fidesz-Unión Cívica Húnga- ra), Alternativa para Alemania (AfD) o, en el caso de Estados Unidos, con Donald Trump (Partido Republicado). Aunque no es en el único ámbito donde existe el populismo, el nacionalismo va de la mano del populismo y ha dado lugar al nacional-populismo. Así, por ejemplo, en el caso de la emigración, los nacionalis- tas proponen blindar su territorio, porque consideran que los migrantes atentan contra su soberanía (véanse, por ejem- plo, los argumentos de los países que no han firmado el Pacto Mundial sobre Migración de 2018), y, respecto del con- cepto de “nación”, porque consideran al “otro” como un enemigo, sea, por ejem- plo, por motivos religiosos, o porque cali- fican como opresora la estructura política estatal, que, según ellos, les impide go- bernarse por sí mismos, y de la que pre- tenden separarse. Además, los discursos nacional-populistas se sirven de símbo- los como la bandera, el himno o la len- gua como recursos retóricos, que utilizan como instrumentos para crear o abonar una idea de identidad propia. En este marco, es importante, si no ne- cesario, reflexionar sobre el concepto de identidad y analizarlo desde la perspecti- va sociopolítica, y es preciso hacerlo pre- cisamente porque, desde hace decenios, se ha convertido en eje fundamental del 109