Perifèria
CristianismePostmodernitatGlobalització
Populismo e identidad.
El concepto de identidad des de la perspectiva sociopolítica.
Tomás Guillén Vera
Vivimos en un mundo interconectado y
globalizado, y en democracia en una par-
te significativa de un mundo alejado de
la idea romántica de una identidad per-
manente o estática. Las personas y los
grupos sociales nos identificamos con
elementos como el idioma, aunque el
nuestro escasamente nos sirva para en-
tendernos en este mundo globalizado y
nos veamos obligados a estudiar otras
lenguas; con costumbres influidas por las
redes sociales y por el conocimiento de
otros pueblos, o con un territorio com-
partido cada vez con más personas de
procedencias diversas. Si la vida en so-
ciedad es dinámica y cambiante, aquello
con lo que nos identificamos, desde pers-
pectiva sociopolítica, nunca ha sido algo
estático, y ahora lo es menos todavía: la
democracia es un sistema fundamentado
en valores como respeto, libertad, igual-
dad y justicia, que obligan a colocar la
mirada en un horizonte siempre ideal y
exigen trabajar por mejorar la sociedad;
pero el punto fijo con el que sueña un
nacionalista no deja de ser un punto en
movimiento que genera fuerzas distintas
y complementarias: un movimiento cen-
trípeto, por el que ese centro está perma-
nentemente influido por todo lo demás
(la economía y la política globalizadas, la
migración, el turismo, los medios de infor-
mación y comunicación o las redes socia-
les), y un movimiento centrífugo que nos
impulsa a influir en todo lo demás, porque
formamos parte de un mundo globaliza-
do, migramos, viajamos, y utilizamos las
redes sociales y los medios de informa-
ción y comunicación. El presente y el fu-
turo de ningún país ni de ningún grupo
social se derivan de una interpretación
de la historia, concebida como un todo
impermeable cerrado sobre sí mismo. La
historia de los pueblos se conforma, entre
otros factores, por sus relaciones multidi-
reccionales y por las vidas, las vivencias
y el devenir de los propios ciudadanos,
algo en constante fluctuación y cambio.
De aquí procede la riqueza de la que se
ha disfrutado en cada momento de la his-
toria. Una mirada deificada de la historia
propia conduciría a la construcción de un
pueblo aislado y, por consiguiente, sin fu-
turo. Sin embargo, en la sociedad abierta
que queremos construir, existen y crecen
concepciones de la realidad que se opo-
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