Pero no se entra a valorar ni a encontrar culpables que hayan
causado tal ausencia; está claro que, a pesar de llevar una vida
honesta y de bien, siempre hay algo de lo que no nos sentimos
orgullosos y que reafirma el error como elemento inherente del
humano.
Es un artista sentido, sensible y sensitivo, y lo demuestra con
su capacidad de observación directa de la realidad unida a lo
sensorial, respecto a pequeños detalles (físicos y no tangibles) y
también a los grandes, en tamaño, forma, esencia y rol o papel
en su contexto (naturaleza o relaciones humanas y animales).
Consciente de la importancia que tiene mantener las buenas
relaciones de amistad.
A pesar de un aparente surrealismo en algunos poemas,
con el cual coquetea un poco, es un realismo manifestado con
rasgos existenciales, pues juega con esa capacidad inventiva y
no controlable de los sueños, que pueden mostrarnos escenas
desconcertantes, lo cual consigue cercanía con el lector, ya que
este también sueña y seguro que ha experimentado fantasías
inconscientes sorprendentes en algún momento de su vida. El
lector también puede verse identificado porque son emociones
que todos tenemos posibilidad de sentir en alguna situación,
en algún proceso o en alguna etapa.
Curiosamente, Juan hace referencias al mundo del mar y la
navegación, y, aun teniendo en cuenta la tradición náutica de la
ciudad de Barcelona por el contacto directo que tenemos con el
océano y el papel del puerto, parece más propio de un hijo de
la Barceloneta que del Raval, pero tiene una razón de peso: la
cercanía con su hermano Vicente, que de bien joven se inició
en la marinería y posteriormente la dejó por el puesto de patrón
de yate. Un hombre que también se cultivó intelectualmente,
y habló varios idiomas, estudió, escribió poesía, fue buen aje-
drecista y un artista manual.
Por otro lado, Vaello se vale de sus poemas para crear elogios
y homenajes inmortalizados respecto a alguna persona concreta