A sus 93 años, es uno de los pocos guardianes que quedan de
la memoria histórica de la calle de la Alegría, que vivieron todo
en persona y que permanecen aún en tal lugar.
Versa el poemario, también, sobre el amor, los amores que
te marcan para siempre, los desengaños; la traición, la vida y la
muerte, y da presencia a la naturaleza y su poder, con detalles cro-
máticos muy propios de la habilidad perceptiva de un pintor, con
una sensibilidad especial hacia las nubes y los elementos florales.
Pero no sólo le da peso al poder visible y palpable de las
tormentas, de lo acuático, de los colores de la naturaleza, sino
también al de lo no tangible, al de los sentimientos del ser
humano. Con ese toque existencial mezcla amor con la propia
existencia de vida y muerte, pues parece que uno sin otro no
se puede dar; el amor puede perdurar sin la existencia, enten-
diendo este como fuerza universal y de totalidad: en el plano
de amor entre seres, el vivo puede seguir sintiendo amor hacia
el ausente. Quién sabe si al revés también.
La ausencia como elemento importante, tanto la que se pro-
duce repentinamente como la que ya es longeva, la que ya lleva
tiempo conviviendo con uno mismo. La inmediatez con la que
pueden desaparecer las cosas que poseemos o la compañía de
alguien, representada en escenas oníricas pero tan palpables y
propensas a ser vividas. Esto parece que se da de forma más
acusada en los tiempos actuales, de relaciones efímeras, fruto de
un conjunto de motivos entre los que se encontraría, a grandes
rasgos, la globalización, la superficialidad, el postureo y el uso de
las tecnologías (de forma poco sana) para conectar personas. Del
sentimiento de apego que parece decrecer, a una sociedad no de
poseer o conservar, sino de disponer temporalmente y desprender.
El vacío que nos deja cuando el todo se transforma en nada,
y la frustración y el posible dolor al ver que sólo era un sueño.
Los sueños suelen construirse a partir de la idealización, la que
precisamente nos formamos de alguien que, al mismo tiempo,
nos hace creer que lo que estamos viviendo es un sueño.