PLATERO Y YO platero-y-yo-juan-ramon-jimenez | Page 27
JOVEN.-
Yo también entré en él y la vela que llevaba se me apagó y una
salamandra se me puso en la mano.
JOVEN.- Todo el pueblo está socavado de aljibes y galerías, Platero.
JOVEN.- El aljibe más grande es el del patio del Salto del Lobo.
JOVEN.- El mejor es este de mi casa, y tiene el brocal de mármol.
JOVEN.- La galería de la Iglesia va hasta la viña de los Puntales y allí se
abre al campo, junto al río.
La que sale del hospital, nadie se ha atrevido a seguirla del todo,
porque no acaba nunca.
JOVEN.-
JOVEN.- Cuando llueve, suena toda la noche el agua que cae de la azotea
al aljibe.
JOVEN.- Y por la mañana vamos locos, a ver hasta donde ha llegado el
agua.
JOVEN.-
Platero, voy a darte un cubo de esta agua, y fresquita...
(el pino de la corona)
Dondequiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino
de la Corona.
Adondequiera que llegue, no parece que llegó a su plenitud verde
y derramada bajo el gran cielo azul de nubes blancas.
El es faro rotundo y claro en los mares de mi sueño, como lo es el
de los marineros de Moguer en las tormentas de la barra.
¡Qué fuerte me siento siempre que reposo bajo su recuerdo!
Cuando le cortaron aquella rama que el huracán le tronchó, me
pareció que me habían arrancado un miembro.
A su nombre, mirando las nubes, han descansado razas y razas por
siglos.
El pino de la Corona se me presenta llamándome a descansar a su
paz, como el término verdadero y eterno de mi viaje por la vida...
Mira, Platero, la chiquilla del carbonero, bonita y sucia como una
moneda...
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