PLATERO Y YO platero-y-yo-juan-ramon-jimenez | Page 17
NIÑA.- Es aquella dorada y blanca, ¿no?
NIÑO.- La que tuvo cuatro perritos. Y Salud, la lechera, se los llevó a
su choza.
NIÑA.- Y la perra anduvo como loca todo aquel día entrando y saliendo
asomándose a los caminos, oliendo a la gente.
NIÑO.- Todavía a la oración la vieron, junto a la casilla del celador,
aullando.
NIÑA.- Tú sabes bien lo que hay de la calle de Enmedio a la pasada de las
tablas... Cuatro veces fue y vino la perra durante la noche.
NIÑO.» Y cada una se trajo un perrito en la boca.
NIÑA.- Y al amanecer, cuando Lobato abrió su puerta, estaba la perra allí
mirando a su amo, con todos los perritos agarrados a ella.
Yo me acuerdo de Lord, el perro de Juan Ramón. Tenía vena de
NIÑO.-
loco.
NIÑA.-
A veces, sin razón, se ponía a dar vueltas entre las azucenas del
patio de mármol, que en mayo lo adornan todo...
NIÑO.- Otras, se subía a los tejados y armaba un alboroto...
NIÑA.- La Macaría lo enjabonaba cada mañana, y estaba siempre tan
radiante.
Una vez que se puso mala la madre de Juan Ramón, se echó a
NIÑO.-
los pies de su cama, y allí se pasó un mes sin comer ni beber.
NIÑA.- Dijeron un día que un perro rabioso lo había mordido...
NIÑO.- Tuvieron que llevarlo a la bodega del Castillo y atarlo allí al
naranjo, fuera de la gente...
(Entra el NIÑO DEL CANARIO y una NIÑA)
NIÑO DEL CANARIO.- Esta tarde se ha subido al tejado de la casa verde y allí
se ha quedado mucho tiempo. De pronto, sin saber ni por qué,
apareció en la jaula, otra vez alegre.
NIÑA.-
¡Qué alegría!
NIÑO DEL CANARIO.- Diana, la perra, nos seguía, loca, ladrándole a su propia
campanilla.
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