PLANETA DEPORTIVO Planeta Deportivo - Noviembre 2012 | Page 7

"AMORES DE VERANO"

En cada punto demuestra el talento que alberga, su actitud así como la manera que tiene de expresarse en la arena reflejan su pasión por el voley playa, fascina a cualquiera.

La madrileña consigue darle un plus a ese deporte, no hay que ser un entendido para verlo, salta a la vista. Un muy buen ejemplo fue el segundo set de la final de una de las pruebas del World Tour en Finlandia de hace apenas 10 días, toda una exhibición para quien pudo verlo, plata histórica por cierto. Pero seria injusto hablar sólo de Elsa. Con Liliana Fernández ha encontrado su compañera ideal, así lo demuestran con su ya loable palmarés.

Ahora es cuando se diría aquello de que se oirá hablar mucho de ellas, pero ya se oye, ya se oía, el problema es que durante el invierno parece que no hay tiempo para escuchar.

La gente suele disfrutar más del tenis de mesa como juego y no como deporte. Todo el mundo lo ha practicado alguna vez como un hobby, como una diversión, raramente se valora a nivel profesional. Sara Ramírez no juega, compite. En su segunda experiencia olímpica, cayó en segunda ronda en individuales y en primera por equipos, no tuvo demasiadas oportunidades para demostrar su calidad y carisma. Pero lo hizo.

La eliminatoria que el combinado español disputó contra la todopoderosa China fue una buena prueba de ello, en su partido, Sara trató de tú a tú a la segunda mejor jugadora del mundo incluso le llegó a ganar el segundo set, pero no fue por su meritorio papel que lo demostró, sino por la manera de celebrar sus puntos ganados, por la forma de lamentarse en los perdidos y

sobretodo en la confianza que depositaba en si misma. Es una jugadora que no sólo transmite, lo que transmite, llega.

El deporte femenino español siempre se ha caracterizado por especialidades más bien estéticas, artísticas, como la gimnasia o la natación sincronizada, sin embargo Maider Unda demostró que también hay garra y fuerza en las mujeres de este país. Pekín 2008 fue un duro golpe para Maider, después de tanto trabajo se quedó a las puertas del bronce. En Londres consiguió su segunda oportunidad, y esta vez no falló. El espectador que veía por primera vez un combate de lucha libre difícilmente entendió los patrones del juego, ni supo qué técnica ni estrategia siguió la alavesa, pero gracias a su porte y su entrega le enganchó como el que más, sabía que ella lo estaba dando absolutamente todo para lograr el triunfo. Maider fue sin duda una de las sonrisas de los Juegos, su alegría por haber conseguido al fin la preciada medalla contagió a todos y la imagen de todos sus paisanos en la grada compartiendo su euforia con ella difundió una gran humanidad.

Todo verano tiene su fin y aunque se tenga algún día libre para recordar lo vivido, para pensar en esas personas, en sus gestos de agradecimiento a una compañera, en sus gritos de esfuerzo para lograr un punto casi imposible o en su felicidad, no sólo por haber conseguido algo propio, sino por haberlo hecho por la gente que confiaba en ellas, la vuelta a la realidad es inevitable, es imposible alargar la magia, los cuentos son bonitos por breves e intensos. El sábado hay Liga y las esposas ya esperan.