"AMORES DE VERANO"
XAVI JAÉN
La camarera del bar del lado del hostal, la vecina de arriba del apartamento alquilado o la dependienta de la panadería donde cada mañana encuentras alguna excusa para entrar.
Durante las vacaciones veraniegas, lejos mental i físicamente de la rutina del resto del año, se suele conocer a esa persona, atrayente, que con sólo tratar con ella unos momentos ya te das cuenta de su influencia.
Probablemente la relación con ella sea cordial y efímera, con suerte a lo mejor íntima y personal, pero el factor tiempo cuenta demasiado y se tiende a relativizar aún más, los instantes se disfrutan como segundos y los segundos como minutos. Es cuando los gestos y los detalles adquieren protagonismo.
La manera como sirve el café, el movimiento juguetón con las llaves antes de abrir su puerta o la gratificante sonrisa que regala al verte entrar.
Pero la vuelta a la realidad es inevitable, es imposible alargar la magia, los cuentos son bonitos por breves e intensos.
Los paralelismos entre la vida y el deporte no son casuales, el deporte está presente en ella, forma parte de ella, por lo tanto es lógico que sigan unas pautas similares.
Así pues, en un verano con Juegos Olímpicos es normal encariñarse de atletas que desconocías, atletas que realmente siempre han estado allí, pero los hábitos nunca te han dejado fijarte en ellos.
Probablemente sólo los veas en una de sus pruebas o en uno de sus partidos, puede que ni tan si quiera entiendas las normas de su disciplina, pero eso no importa, ya has sido cautivado.
Igual que en la vida misma, serán los detalles los que no te harán cambiar de canal de televisión, serán sus gestos los que te harán disfrutar de su victoria o entristecerte por su derrota.
No es difícil identificar a Elsa Baquerizo como una de esas deportistas.