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Cierto es que únicamente el que vale es sólo un metal, el oro, y es aquí donde cabria una segunda comparación y más siendo el 2012 año olímpico.
Sólo en unos juegos olímpicos se puede ver un deportista llorar de alegría aun no haber sido el primero, el mejor.
El segundo gana una medalla de plata, el tercero gana una medalla de bronce, en cambio en el fútbol el segundo y el tercero pierden un balón de oro.
Vale decir que guardando las distancias se da más veracidad a ambas comparaciones.
Eso sí, dentro de esa subjetividad sí existe una lógica.
Nadie se atrevería a cuestionarse quien ganaría en un combate, si un superhéroe o un ciudadano de a pie, se trata de elegir el mejor entre los mejores.
Habrá quien prefiera a Superman, con sus superpoderes únicos y extraordinarios, alguien de otro planeta, capaz de volar por encima de todos; o por el contrario se inclinará más por la oscuridad de Batman, experto en prevalecer su fuerza y su técnica a través de las sombras para enfrentarse a cualquier rival; y las opciones no acaban aquí.
Pero la única verdad, gane quien gane, es que todos luchan por el bien del fútbol.
¿Superman o Batman?