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CARLOS PRIETO
El gol es para el fútbol su mayor momento de éxtasis, su máxima demostración de afecto, el final del camino tan deseado y buscado, la sensación de alivio y también la de descarga de adrenalina pura en dosis inigualables. Es ese momento en que el tiempo se detiene y los jugadores y aficionados se funden en uno mismo, ese momento que permite a tantas y tantas personas compartir expresiones en el grito, de desahogo o de alegría.
La máxima expresión de este sentimiento y emotividad se produce en los momentos o segundos posteriores al acto de anotar un gol, momento en el que sea crea ese clima de éxtasis colectivo entre jugadores y afición, dando rienda suelta a todo tipo de celebraciones.
A lo largo de la historia de fútbol hemos vivido todo tipo de celebraciones, desde las más antiguas o clásicas como tirarse de rodillas deslizándose, lanzarse en plancha, saltar con los puños en alto, o abrazarse formando una montaña de jugadores en el suelo, hasta otras como el salto del potro, practicar algún tipo de acrobacia o planear con los brazos abiertos como un avioncito, pero sobre todo en los últimos lustros, ha habido jugadores que podríamos decir que han patentado las dedicatorias de sus goles con gestos característicos.
¿A qué se debe?
Podemos decir que a la alegría de anotar un tanto y su probable gusto estético hay que unir lo vistoso que resulta su celebración para los aficionados al fútbol. Como otro más de los rituales de este deporte, algunos futbolistas disfrutan del gol como si fuera una cambiando, su repercusión cada vez es
religión a la que incorporan gestos y claves. El fútbol como la sociedad ha ido
mayor, alcanzando en muchos países grandes cotas de popularidad, esto ha hecho que este juego sea cada vez menos un deporte y más un híbrido entre deporte, espectáculo e industria. Los jugadores al final son los protagonistas de este fenómeno, habiéndose convertido en ídolos de masas, cualquier gesto, acción, detalle o hasta palabra es copiado al instante por miles de personas, de entre los que destacan los niños. A todo esto han contribuido de forma importante los avances en la tecnología. Hoy si un jugador marca un gol, al instante puede estar siendo visto en todo el mundo, así que si celebra un gol de una determinada forma, su repercusión va a ser tan grande que al momento puede estar en las pantallas de los hogares de medio mundo. Los jugadores son conocedores de esta situación, y sabe que su momento de gloria no se termina en el momento que la pelota traspasa la línea de gol, si no que todavía tiene unos segundos o minutos más en los cuales él es el máximo protagonista, el foco al que miran todos los ojos.
Los jugadores más importantes o de mayor relevancia, aprovechan este momento para marcar tendencia, saben que el aficionado les idolatra, y por tanto posiblemente reproducirán cualquier cosa que haga. Mientras que el jugador más desconocido, de ligas inferiores o recónditas, sabe que quizás su gol no tendrá repercusión, pero una celebración original y/o provocativa sí que la podría tener, y podría estar en los informativos, páginas webs, youtube etc…De medio mundo.
De sobra conocido es por ejemplo el caso del Stjarnan, un equipo islandés que ha hecho del ingenio su seña de
La celebracion de un gol