Reconoce Pilar, ¡claramente mi hijo conocía cuál era mi tope!
Un punto destacable en el mismo sentido es el prestar atención a la descalificación entre padres delante de hijos. No hay que negociar delante de ellos. Un niño es desobediente cuando tiene el espacio para hacerlo, por las inconsistencias que hay en su hogar.
¿Y qué pasa con la escasa tolerancia al aburrimiento? Los fines de semana los padres nos pasamos yendo y viniendo, haciendo planes para que nuestros hijos se entretengan y no se aburran, hasta salimos a comprar por comprar. Ya sabemos, por ejemplo, que en los cumpleaños los entretienen: todo viene de afuera. Pero entonces nuestros hijos no piensan cómo entretenerse, no crean, no buscan, no imaginan por sus propios medios la manera de jugar y pasarla bien, como hacíamos nosotros cuando éramos chicos; hoy la diversión viene de afuera.
En este sentido, hay que tener en cuenta el mundo interno de los chicos y no darles todo armado. Es importante la elaboración interna que ellos hacen: que sepan crear, hacerlos pensar, que se imaginen los juegos. No está mal que se aburran, así crean y generan espacios propios de la nada o con lo que tienen. Los mayores no deberíamos resolverles siempre la forma de entretenerse.
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Equipo de Espiritualidad y Cultura