Philosophically Speaking: Annals of the International Philosophy Grou Philosophical-Annals-I-2016 | Page 16
ANTI-TEO Vivir, pensar y saber en la realidad
Esto es muy diferente a una supuesta postura intermedia del simple “no sé” o el de un
relativismo que no tiene nada que ver con el verdadero agnosticismo, que, como vemos,
defiende una convicción muy clara. Dentro del agnosticismo hay variantes, por supuesto,
entre aquellos que creen que hoy es incognoscible pero puede serlo en el futuro, a quienes
creen que jamás pueden darse esas condiciones. En cualquier caso, asume que Dios o los
dioses no parecen actuar entre los humanos y el mundo, por lo que a un nivel práctico, son
bastante confundibles con los ateos.
Sin embargo, hay diferencias importantes entre el ateo y el agnóstico.
Fundamentalmente, el ateo rechaza la existencia de Dios, y el agnóstico no es que lo rechace,
es que dice que no se puede saber. Al respecto, hay que evitar una confusión corriente: el ateo
no es un dogmático; sencillamente defiende una convicción a la que ha llegado por medio de
la razón y la evidencia. Su postura puede cambiar en cualquier momento. La diferencia estriba
en ciertas nociones metodológicas, y es que el ateo no considera honesto defender una
posición intelectual cuando en la práctica y en el fondo se sabe que lo rechaza. Es decir, bajo
unas determinadas matizaciones y definiciones, se puede llegar a decir que las hadas nunca se
han visto por su propia naturaleza, rapidez y otras características, y aún sabiendo que surgen
de muchos cuentos, se puede defender que los cuentos se basan en algunos hechos reales. Sin
embargo, todos vivimos como si no existieran, y de hecho nos parece una idea ridícula. La
cuestión de que no exista un método de negación definitivo no debería justificar confundir
una postura intelectual y abierta para nuevas evidencias, argumentos e ideas, con la
convicción cotidiana y real con la que nos movemos a lo largo de nuestras vidas. Sobre el
espíritu crítico entraremos en breve, para comprender que la postura intelectual de apertura y
cambio ante novedades es propio o debería serlo de todos los seres humanos, y el ateísmo se
mueve en esos parámetros, pero bajo una convicción, como es la convicción del agnosticismo
que afirma la imposibilidad del conocimiento sobre Dios.
Con todo, no faltan ateos que asumen posturas agnósticas. Así lo vemos en Richard
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