Philosophically Speaking: Annals of the International Philosophy Grou Philosophical-Annals-I-2016 | Page 10

ANTI-TEO Vivir, pensar y saber en la realidad
conjunto organizado, y hasta institucionalizado, de una serie de creencias sobrenaturales que establece unas normas de comportamiento y de ceremonias relacionadas con la divinidad, observando el culto o la devoción a algo o a alguien. 2 º Que entendemos por sobrenatural todo aquello que perteneciendo a la realidad, y existiendo, excede los términos de la naturaleza, no está en la realidad material. 3 º Que por Dios-o los dioses- entendemos el ser supremo de carácter sobrenatural, o distinto al de nuestra realidad, al que se le atribuye distintas propiedades y poderes, comunmente relacionado a la configuración y causa de nuestra realidad. En este sentido el padre Copleston propuso, en el debate que sostuvo con Bertrand Russell, que entendía por Dios“ un ser personal supremo, distinto del mundo y creador del mundo” 1.
Aclarado estos conceptos, vemos claro que el primer paso del fenómeno religioso es la idea de lo sobrenatural. Dado ese paso, el siguiente es el de Dios, tras pasar por la concepción de un Más Allá o mundo ideal. Finalmente, en torno a ese Dios, o dioses, se establece una religión que dogmatiza y configura con la debida coherencia una determinada idea de Dios o de los dioses.
Por tanto, dando el primer paso, debemos preguntarnos: ¿ Por qué se cree en lo sobrenatural? La primera respuesta que se nos ocurre consiste en que la realidad que experimentamos es difícil y hasta dolorosa. La creencia de una dimensión sobrenatural consuela a quienes buscan un equilibrio o reparación. La muerte es la principal causa del sentimiento de injuticia, no solo por la acción humana, sino por el propio curso de la naturaleza, o los accidentes de la vida, donde la muerte causa una ausencia de personas que se siente por los demás que aún no debía partir, causando un dolor entre todos ellos. Siendo la muerte algo natural e inevitable, el pensamiento de un Más Allá que reparase tanta injusticia continuada e implacable, pareció una idea no solo consoladora, no solo justa, sino también lógica. El dolor de la pérdida de seres queridos en una especie empática y mamífera como la
1 Bertrand Russell: ¿ Por qué no soy cristiano? Ed. Edhasa, 1999, p. 253.
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