Personajes legendarios del género de terror | Page 40

4.8. FANTASMAS Y CRISTIANISMO brenatural, y que se funda en presuntos experimentos llevados a cabo con equipo técnico en varias partes del mundo a partir de 1945, sugiere que al momento de morir, subsiste de algún modo la “información cuántica”, el modelo molecular del ser vivo, la cual, mediante la combinación de factores adecuados, de espacio, tiempo y energìa, (sitios con apropiados niveles de energía del tipo iones positivos), se manifiesta como si tuviera un cuerpo (forma material difusa popularmente denominada “ectoplasma” o “periespíritu”), pudiendo realizar acciones (ruidos, movimiento de objetos, apariciones), lo cual depende en gran medida del voltaje e intensidad del campo de iones positivos presente en dicho lugar. El fundamento principal de esta teoría se basa en que toda acción realizada en el espacio requiere una fuente de energía que es recargada por el espectro en estos lugares electromágneticamente saturados de cargas electrónicas libres (electrones sueltos en el aire u otras substancias). Dicho cuerpo difuso le proporcionarìa al espectro sensaciones similares a las de la persona viva, obviamente con sus limitaciones, pero sensaciones al fin y al cabo, lo que explicarìa también los casos en los cuales las psicofonìas y otras anomalías captadas en sesiones de espiritismo reproducen frases inconclusas o absurdas como “siento frìo” o “yo, qué estoy haciendo aquí". De cualquier forma, esto no seria más que un reflejo hologràfico-electrònico de un personaje muerto tiempo atrás. 4.8 Fantasmas y cristianismo El Protestantismo no admite la existencia de fantasmas ya que no cree en la existencia de un Purgatorio; para esta forma de Cristianismo se trata de fenómenos demoniacos. El último Catecismo de la Iglesia Católica no admite la existencia del limbo, aunque algunos teólogos la postulan, pero sí la del Purgatorio, al contrario que el Protestantismo. Estima perjudicial, autodestructivo y pecaminoso el uso de la necromancia, la Ouija, el Tarot, y cualquier ceremonia o procedimiento no religioso de adivinación con el cual se obtenga comunicación con la otra vida porque puede ser usado por el demonio para dejar una puerta para la que pasar en cualquier momento; según exorcistas y demonólogos como el padre José Antonio Fortea, recurrir a estos rituales, fuera de ser extremadamente peligroso desde un punto de vista psicológico, supone dejar puerta abierta para que entre sin invitación uno cualquiera de la numerosa jerarquía de espíritus no humanos o demonios que mienten y se disfrazan de fantasmas o almas del Purgatorio. Por otra parte, según la escatología de algunos teólogos, existe un limbo al que van las almas, criaturas, seres no humanos y ángeles indecisos, que no son ni buenos ni malos ni se han puesto de parte de nadie, esperando el lugar que Dios les dará cuando ocurra el juicio final. En cuanto a la consulta de mediums, en Deuteronomio XVIII, 12-14, no se niega la existencia de estas personas, pero se dice que no se debe recurrir a ellos: 35 Cuando entres a la tierra que Yahveh tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Yahveh cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Yahveh tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Ciertamente hay almas perdidas, temerosas o ignorantes que desconocen cómo entrar o estar en el Purgatorio o fantasmas que se introducen en un cuerpo humano; estas almas se marchan con el simple poder de la oración y no necesitan exorcismos. Los demonios, espíritus no humanos, por el contrario, pueden poseer lugares (la llamada infestación) o personas (la posesión demoniaca) y, si están ocultos, se manifiestan al cabo de intensas, prolongadas y duraderas sesiones de oración. Los demonios sólo poseen el poder de tentar y atacan el lado más débil de la persona tras un paciente y profundo estudio de la misma. Una vez que uno distingue bien entre posesión e infestación, los fantasmas son un fenómeno distinto: son apariciones de personas que están en el Purgatorio, pero las características de estas apariciones son siempre las mismas y muy distintas de la infestación: • El alma se aparece con forma humana • No dice nada • Se aparece con carácter amenazante y terrorífico Nunca mueve objetos, ni produce ruidos. Cuando se aparece se queda mirando con cara de pocos amigos y después desaparece sin más. No es un demonio porque, fuera de que el fenómeno nunca va a más, desaparece si se dicen misas u oraciones por su alma. Esas apariciones son un modo de llamar la atención para que se rece por esa alma en concreto.[6] Santo Tomás de Aquino dice en el Comentario al libro de las Sentencias (IV, distinción 21, artículo 1 B/Corpus): Lo más concorde con los dichos de los santos y la revelación privada hecha a muchos es que el lugar del Purgatorio es doble. Uno según la ley común (unum secundum legem comunem). Y el otro es el lugar del Purgatorio según la dispensación (alias est locus secundum dispensationem) y así se lee de algunos que fueron castigados en diversos lugares (diversis locis) bien para enseñanza de los vivos al dar a conocer la pena de esas almas o bien para ayuda de los muertos. Así pues, un fantasma es para un católico algo distinto y diferenciado del demonio, un espíritu perdido ni bueno