Personajes legendarios del género de terror | Page 34

4.1. DESCRIPCIÓN 29 o de noche; sin embargo hay también apariciones poco puntuales que “se manifiestan” de forma imprevista e imprevisible en cualquier punto, incluso a mediodía. Los parapsicólogos los clasifican en residuales y conscientes; los residuales son como fósiles visuales o sonoros que repiten siempre lo mismo, se aparecen periódicamente y parecen ajenos a quienes los ven: su actitud no es comunicativa ni Reconstrucción de dos condiciones posibles para la aparición de necesitan la presencia de seres humanos para manifesun orbe: (A) muy posible o (B) menos posible, dependiendo del tarse, por lo que a veces han sido grabados por cámaras aspecto de las partículas y el ángulo de posición del flash frente de vigilancia sin presencia humana alguna; los consciena la lente (elementos no a escala). tes poseen actitud comunicativa y pueden interactuar con los vivos, pero lo corriente es que terminen siendo esquiser tan reales como las personas vivas, aunque sólo du- vos y huidizos, ya que su manifestación visible es siempre discontinua y nunca se prolonga largo tiempo; podría derante un periodo de tiempo muy breve. cirse que los seres vivos les producen un miedo o angustia similar al que producen ellos a los seres reales. Solo unos pocos pueden ser evaluados por sus testigos como abiertamente benéficos, malignos o suplicantes; la mayoría se muestra indiferente, o eso parece indicar su característico fragmentarismo. Esta circunstancia y la universalidad del fenómeno quizá pueda deberse a algún tipo de disrupción reguladora antropológica, individual o colectiva (inconsciente colectivo), por lo que podría existir alguna correlación neural o cerebral censora o restrictiva de origen humano o cultural. Algunas ceremonias, como por ejemplo los exorcismos, realizados por un sacerdote de una religión cualquiera, católica, judía, budista o animista, se atribuyen el poder de alejarlos durante un tiempo o definitivamente. Los estudiosos del fenómeno afirman que existen también fantasmas de personas vivas (bilocación, doppelganger, fetch...) y documentan también la aparición de fantasmas de animales (por ejemplo el perro negro, el dip, la pesanta o el cadejo, entre otros), barcos, trenes, aviones, casas y pueblos fantasmas e incluso objetos fantasmas, como los tsukumogami japoneses o los domésticos de parasoles (karakasa) y linternas (chōchinobake). Helena Petrovna Blavatsky (1831 - 1891) escritora, ocultista, teósofa rusa y una de las fundadoras de la Sociedad Teosófica (retrato de 1877 en Nueva York). Ciertas personas, los llamados clarividentes, médiums, ashanes o chamanes, dicen observarlos con frecuencia o poder comunicarse con ellos; asimismo prácticas conocidas como la canalización mediúmnica y la necromancia o nigromancia aseguran poder hacer que los muertos se encarnen otra vez brevemente. Según qué tradición, los fantasmas aparecen con distinto atavío, más o menos relacionado con su muerte (el clásico de la literatura occidental es el sudario o sábana mortuoria); el momento difiere, aunque la tradición habla de la puesta de sol, de medianoche, de la luna llena, de una hora fija o de una fecha determinada, por lo general aniversario de su muerte, Pueden aparecerse solos, lo que es lo más corriente, o formando grupos, incluso numerosos. Su manifestación en algunos casos es anuncio o aviso de algo positivo o funesto por ocurrir. También los hay de carne y hueso y con carnet de identidad: en 1937 la folclorista estadounidense Zora Neale Hurston escuchó en Haití el caso de Felicia Félix-Mentor, fallecida y enterrada en 1907 y viva aún treinta años después como zombi semiconsciente a causa del habitual uso en el animismo vudú de dosis semiletales de drogas/veneno como tetrodotoxina, estramonio o datura que provocan por anoxia parálisis temporal y locura permanente. Otras alucinaciones visuales o auditivas provocadas por enfermedades como la esquizofrenia o por las drogas (flash recurrentes de LSD, por ejemplo), o bien las falsas resurrecciones espontáneas causadas por enfermedades como la rabia, la catalepsia etcétera pueden haber originado asimismo leyendas de aparecidos, revenants, vampiros y no muertos en personas predispuestas por prejuicios cognitivos y tradiciones culturales propicias identificadas por lo general con el fenómeno de la