Personajes legendarios del género de terror | Page 14
1.4. PRÁCTICAS ATRIBUIDAS
específicos menesteres malvados, con amplia experiencia brujeril perversa, de los que ha recibido el demonio
gran contento. Guardianes de la doctrina y normas de la
secta la comunican a los novicios como enseñadores o
maestras”.[46]
1.4 Prácticas atribuidas
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muy extendida en las clases dominantes y cultivadas de
la época citada, incluso con bastante más fuerza que en
las clases bajas. En efecto, las clases populares entonces
tenían tendencia a focalizar o centrar su atención en la capacidad de las brujas para perjudicar y para hacer daño,
mucho más que sobre su posible asociación o unión con
el maligno.
Llegado a este punto, convendría señalar que el pacto con
el diablo es una noción o un concepto bastante antiguo,
cuyo origen se remonta al Medioevo. A través de ese pacto o de ese acuerdo, ambas partes se comprometían a
respetar una especie de contrato jurídico, que obligaba
al diablo a abastecer de riquezas y de poderes a la bruja, quien a cambio prometía sumisión, y se comprometía
a entregar su alma después de su muerte.[29] La cuestión
de los vuelos nocturnos, de la posible transformación en
algún animal, y de las reuniones junto a una figura sobrenatural (macho cabrío), también formó parte de manera
temprana de lo que podríamos llamar “creencias sobre
brujas”. Por el contrario, la asociación de las brujas con
el maligno, con el crimen, y con la sexualidad, fue una
teoría demonológica algo más tardía, y que se elaboró
poco a poco en el correo del siglo XVI.[29]
Los ingredientes del sabbat (la propia denominación y su
descripción), comprendían un culto organizado consagrado y devotos a demonios, nombrados Diane, Hérodiade,
y Lucifer. La presencia de estos bajo una forma semianimal, las orgías, la profanación de los sacramentos, fueron ideas y creencias elaboradas bajo la influencia de los
teólogos y los inquisidores de mediados del siglo XIII a
mediados del siglo XV, y difundidas a través de tratados
de demonología, como ser por ejemplo Malleus maleficarum, o como ser los predicamentos de San Bernardino
de Siena, luego confirmados por los miembros laicos de
los tribunales de justicia o de los parlamentos.
El círculo mágico, John William Waterhouse.
En un paisaje desértico, una mujer delante de su caldero traza
alrededor de ella un círculo humeante.
1.4.1
Pacto con el diablo
Hacia el fin del siglo XV, numerosos europeos instruidos
creían que las brujas existían, y que ellas corrientemente
practicaban actividades diabólicas, como por ejemplo la
magia negra o el mal de ojo.[29] En esa época, esas personas creían pues que todas las brujas o casi todas ellas
hacían un explícito pacto personal con el diablo, y que
este pacto o acuerdo personal con el propio satanás, daba
a la bruja en cuestión el poder de desarrollar maleficios,
permitiéndole entrar al servicio del maligno.
Las acusadas de brujas en esa época, fueron forzadas a
suscribir o a ratificar, bajo tortura o presión psicológica,
a ese marco de creencias y ese estado de cosas, y sus confesiones así confirmaban, a ojos de muchos, la validez de
los hechos relatados y la existencia de los poderes ocultos
mencionados, contribuyendo así a difundir estas suposiciones.
1.4.2 Sabbat
El término sabbat es una deformación de Sabasius, es decir de Bacchus, derivado de la palabra Sabazzia, o sea,
los misterios dionisíacos de Thrace.[47] Estas fiestas eran
organizadas en honor del « Dios Cornudo» de la fecundidad y de la naturaleza (encarnado por Dioniso, Pan, Lug
o Lugh, Cernunnos o Mithra). Las fiestas se acompañaPor lo dicho, obviamente las brujas rechazaban in totum ban de libaciones, de danzas, y de orgías sexuales, con el
la fe cristiana, y como consecuencia eran rebautizadas por fin de estimular la fecundidad de las tierras.
el propio satán, como símbolo de sumisión. Luego de es- Es a partir de la Edad Media, y por reacción de la Iglesia
ta ceremonia, el diablo aplicaba entonces una marca (un católica, que este « Dios Cornudo» comenzó a ser consiestigma) sobre la bruja rebautizada; esta creencia estaba derado el propio Diablo llamándolo Satanás o Lucifer, y