Andrés Marín
ANTROPÓLOGO, FOTÓGRAFO, MACONDIANO Y MATADOR DE BRÚJULAS.
La identidad es un proceso bajo construcción, constante. Desde la subjetividad, las nuevas experiencias que provienen de las diferentes formas de contacto social o virtual, con nueva información, incrementan nuestro número de referencias y amplían el abanico de posibilidades y nuevos caminos.“ Las cosas tienen movimiento,” nos recuerda Fito Paéz desde los años 80. Basta dar un paseo por nuestra memoria musical, por los diferentes géneros y artistas con que nos identificamos para entender que somos consumidores y apreciadores de música.
Como cantaba uno de los músicos más geniales y auténticos que ha dado esta parte del mundo“ toda la vida tiene música, todas las cosas tienen música.” De esa forma, la música se torna uno de los más importantes referentes de construcción de identidades y si eso pasa con nosotros, los no-músicos, obligados a conformarse con la posición de aprecia-
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dor, no es difícil imaginar la intensidad en que ese proceso se desarrolla en quien domina el lenguaje de la música.
Es común que los músicos consagrados desarrollen una identidad musical bien definida después de haber transitado por muchas otras. Lo que no resulta tan común, es encontrarse con una propuesta autoral plenamente consciente de ser búsqueda de una identidad siempre mutable, en movimiento e inconforme. Ese es el gran encanto de Full Monty, una propuesta que“ suena Full a Monty” como alguno de sus seguidores les llaman( aunque el nombre de la banda también está relacionado la clásica película). El trio nace del jam, esa práctica de libertad e improvisación ligada al jazz pero que no se queda ahí ni se encuadra en ningún género específico. Por el contrario, lo que propone es un tránsito inter-género permanente entre lo electrónico, el rock, lo latino, jazz, meneadera, gozadera y experimentación.
Full Monty está compuesto por Christian Bradford( teclados, guitarras, voces y tracks controller), quien es responsable por el toque electrónico del ensemble, Felix“ Trillo” Guardia( bajo, voces y performance), el vértice donde se encuentran Jaco Pastorius, Frank Zappa, y Esperanza Spalding. Por último, Orlando Hernández
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Viento y trasfondo. Orlando Hernández, trompetista, avista futuro. Foto: B. Fernández.
( trompeta y meneadera), quien se proyecta como una especie de Charlie Brown del latin jazz.
Su primera presentación – en el festival Rock & Folk – le ganó su primer grupo de fanáticos. Su dinámica escénica cultiva un vínculo de complicidad con los espectadores, con quienes pareciera que comparten códigos secretos. Otras presentaciones – en Arte Nómada, en las que tras presentar su trabajo autoral prendieron la casa con un jam de tal efervescencia que uno de los espectadores subió a la tarima para substituir al baterista invitado.
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Bici-boom. Christian Bradford, guitarra y voz, en sus vueltas por la ciudad. Foto: Cortesía.
Full Monty se encuentra en sesiones de grabación para su primer álbum. Y es mejor seguirles la pista de toque en el trío es fiel a un credo muy peculiar: Poca promoción en redes sociales, prefiriendo la interacción real con los seguidores que son los toques y la experiencia íntima de las sesiones en vivo. Aun así, mantienen un perfil en el internet de las cosas. Conócelos en
@ full. monty
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