LO QUE VEMOS
Lo que amamos, como el pintor, que lo que pinta es una respuesta a una emoción y además, a través del color, creará un fenómeno visual que ocurre en los ojos y, lo que pasa a la mente, es lo que finalmente más se ama. Es mediante un proceso selectivo donde se se ven involucrados el espectro lumínico, el órgano de la visión y la interpretación a nivel neurológico lo que nos lleva a amar. Así, la vida se asemeja a la música y ella a la pintura, porque toca la sensibilidad y el intelecto de diferente forma en cada persona.
Al hablar sobre la manera en que amamos, vamos a las sensaciones del arte, donde son reproducidas y las experimentamos. Pero es necesario, para producir el color, que la luz ilumine, llene el mundo energía emitida por el sol y filtrada por el agua que contiene la atmósfera.
Las consecuencias de este fenómeno luminoso son grandes; sabemos que la luz no solo son ondas, también son partículas, lo que los físicos han expresado en la teoría cuántica que establece la dualidad onda/partícula para la luz, y esto, junto con el descubrimiento de que la luz viaja a una velocidad finita (299, 792 kilómetros por segundo, mucho más rápido que el sonido), ha permitido establecer que la luz también es sometida por la fuerza de la gravedad.