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Julio 2019, Número 01
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II
En la actualidad es posible situar dos posiciones discursivas, y sus diversos matices de por medio, sobre la escuela y pedagogía para o con connotaciones indígena-originarios en la historia de la educación boliviana. Por una parte se encuentran aquellos que asumen una posición crítica y que consideran a la escuela como la principal responsable de la destrucción de los modos de vida y expresión cultural originarios. La escuela, se dice, ha coadyuvado con el aniquilamiento de formas culturales propias de socialización, dejando de lado procesos educativos autóctonos e imponiéndose como la única válida para la socialización y trasmisión de conocimientos. Además de que su propuesta pedagógica se la pensó para la homogeneización de las poblaciones indígenas y, en función del paradigma ideológico imperante, se la utilizó como recurso para crear una conciencia e identidad nacional sobre otras. En pocas palabras: El mal está en la escuela y hay que eliminarla.
Otra posición –asumiendo implícita o explícitamente la crítica anterior— formula que la escuela puede ser objeto de transformación. Dan por sentado que la escuela en sí misma no es el problema, darle un nuevo sentido es lo que se necesita. Entonces, a partir de este posicionamiento, se han formulado experiencias y modalidades de educación que toman como variable la dimensión cultural. De esta posición se han desprendido la mayoría de las propuestas educativas para atender las demandas por educación de y para poblaciones originarias.
Así, desde unas décadas atrás asistimos a una constante y reiterada reivindicación de la diversidad cultural. De hecho, en el ámbito educativo boliviano, la demanda por una educación que responda la diversidad cultural es una demanda de larga data, los 80’s serán testigos de “nuevas” maneras de concebir la práctica educativa escolar.
Estas primeras “experimentaciones”, que tuvieron como corolario final la promulgación de la Ley 1565 de Reforma Educativa (julio de 1994), sancionaron oficialmente la vigencia de la formula denominada “Educación Intercultural Bilingüe” (EIB) en el sistema educativo boliviano. Hoy en día, con el viraje de la política educativa, bajo la rúbrica de consignas de lucha de pueblos indígenas y movimientos sociales bolivianos, toman fuerza diversas concepciones educativas y pedagógicas asentadas en el mandato del respeto a la matriz cultural y lingüística de las diversas poblaciones indígenas-originarias presentes en el Estado Plurinacional Boliviano. Con todo, vivimos –según reza la última ley educativa promulgada— tiempos de descolonización de la educación boliviana.