PASOS. Revista digital del IES Sáenz de Buruaga. Nº 2. Noviembre de 2020. | Page 4

POLÍTICA

ENTREVISTAMOS DE MANERA TELEMÁTICA

AL PRESIDENTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURA

Guillermo Fernández Vara, forense y presidente de la junta de extremadura, asevera:

“es ineludible La apuesta por una educación de calidad como herramienta para garantizar el futuro de nuestros jóvenes y de esta tierra, y para esto necesitamos el consenso y el acuerdo de todos”.

De la medicina a la política, ¿qué le llevó a decantarse por la política?

Una mezcla entre un interés personal y una casualidad. Siempre he tenido, por mi propia forma de ser, un especial interés por lo comunitario, en que aquí no estamos solos, que tenemos que ayudarnos entre todos. Un interés que, ya de inicio, me llevó a estudiar Medicina, uno de los ámbitos desde los que más se puede hacer por aportar a ese bienestar de los que te rodean y, posteriormente, a unirme a la Asamblea Local de Cruz Roja de mi pueblo, Olivenza.

La casualidad llegó cuando el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se fue a vivir a mi pueblo, compró una casa en Santo Domingo de Olivenza y las dos únicas niñas que había en el pueblo eran la suya y la mía. Las niñas se buscaban para jugar y los padres nos hicimos amigos. Compartíamos tiempo y reflexiones y acompañándolo a muchos sitios me di cuenta de lo difícil que resultaba en una región como la nuestra el poder cambiar algunas cosas, cuando muy poca gente creía en nosotros. Y te das cuenta de que las cosas no suceden por casualidad, que alguien tiene que impulsar los cambios… Y cuatro años después me ofreció trabajar con él.

¿Llegó a trabajar como médico forense?

Así es, lo hice durante algunos años. Terminados mis estudios ingresé por oposición en el Cuerpo Nacional de Médicos Forenses en 1986 y me fui a trabajar a Valencia. Un par de años después, en 1988, conseguí destino en Extremadura.

¿Cuánto tiempo pasó hasta que se interesó por la política?

La política me interesó ya desde joven. Cuando uno crece y comienza a ver cómo funcionan las cosas, surgen preguntas y, en mi caso, me planteaba qué podía hacer, qué podía aportar para mejorar mi entorno. Pero de ahí a “estar en política” pasaron algunos años. Tras mi vuelta a Extremadura fui, poco a poco, metiéndome y colaborando con el Partido Socialista en mi pueblo, hasta que un día me ofrecieron ir de concejal en unas listas para las elecciones municipales.

¿Cómo fueron sus inicios en la política activa?

Ilusionantes, pero también muy duros. Ilusionantes porque ves cómo, gracias al esfuerzo y determinación de mucha gente, se consigue cambiar las cosas. Fueron años en los que los servicios públicos llegaron a mucha gente. En cosas tan básicas como la electricidad o el suministro de agua las mejoras fueron sustanciales. Por no hablar de sanidad, de educación, etc. Todo aquello que da seguridad a la ciudadanía y que le permite encarar el futuro con tranquilidad y poder plantearse proyectos vitales. Se vivió un avance enorme. Extremadura progresó en esos años mucho más rápido que nunca antes. Y fueron duros porque también toca vivir con tragedias que a uno, en lo personal, como marido, como padre y como hijo, pues le marcan.