PASOS. Revista digital del IES Sáenz de Buruaga. Nº 2. Noviembre de 2020. | Page 18

entrevistamos a Jesús cimarro

JESÚS CIMARRO, director del festival internacional de teatro clásico de mérida:

"La cultura, hoy en día, debería estar por encima de los intereses partidistas y creo que también la educación debería estar por encima de estos intereses partidistas porque así le iría mejor al país y a los ciudadanos, PUESTO QUE, a veces, estos intereses hacen que no se pueda desarrollar bien NI la educación NI la cultura".

¿Cómo llegó al mundo de la producción teatral?

Mi caso es un caso bastante atípico. Con 15 años fundé un taller de teatro en mi pueblo, Ermua (Vizcaya), a la par que programaba en el Ayuntamiento,es decir, era menor de edad y estaba haciendo un trabajo de una persona que debería tener mayoría de edad y así estuve hasta los 18 años que entré en una compañía de teatro y monté una cooperativa para producir y distribuir teatro. Tres años duró esta aventura y luego di el salto a Madrid. Llegué en 1986 y dos años después creé la empresa que aún dirijo 31 años después, cosa que es muy rara en el sector cultural, que una empresa lleve tanto tiempo con el mismo nombre y el mismo CIF. Hoy esta empresa tiene 110 personas trabajando entre todos sus departamentos y gestionamos dos teatros en Madrid: el teatro de Bellas Artes y el teatro de La Latina.

Su empresa “Pentación Espectáculo” se forma en 1988 con personas del mundo del teatro, ¿entendía que la producción de espectáculos pasaba por una empresa privada que lo llevase a cabo?

Normalmente la cultura y las artes escénicas se han producido por parte de la iniciativa pública y pocas veces se ha hecho de una forma profesional por parte de una iniciativa privada. La cultura es un servicio público que se puede hacer desde lo público o desde lo privado porque tenemos tres objetivos comunes: el cultural, el social y el económico. Dependiendo del lugar en el que te encuentres, desde lo público o desde lo privado, se tienen unas prioridades u otras. Luego está el modelo mixto, que es el que se está produciendo en el Festival de Mérida.

Decían ustedes al crear la empresa que querían un teatro nuevo, ¿como veía ese teatro con un nuevo lenguaje y temas nuevos?

Esta empresa se creó en un momento de transición de las artes escénicas en nuestro país donde se hacía, entre comillas, un teatro que se podría llamar “casposo”. Nosotros surgimos como una tercera vía entre lo público y ese teatro que estaba muriéndose, como una vía de fusión entre lo comercial y lo cultural. En un primer momento nos daban golpes por ambos sitios, por la parte más comercial y por la parte más cultural, pero con los años y con el tiempo se ha demostrado que esta vía ha funcionado y que esta vía se está siguiendo en el país. Pero, además, Pentación supo unir la parte artística y la parte de gestión. Muchos de los proyectos fracasaban porque se cuidaba solo la parte artística y no la parte de gestión y, como en todo, ambas deberían ir de la mano, porque tú puedes hacer el mejor espectáculo del mundo, pero si no lo gestionas bien, no lo vendes bien ni lo comunicas bien, es muy difícil que llegue a la ciudadanía, a los espectadores y a las espectadoras. Por eso yo creo que fue novedoso que en ese momento hubiera esta unión entre lo artístico y la gestión; y la unión de estos dos mundos, que parecen que suelen chocar, ha dado resultados positivos.