Investigar la migración
de migrar no se puede agotar el campo de estudio, porque dicha acción
necesariamente se proyecta sobre un horizonte de posibilidades que solo
pueden actualizarse en relación con la precedente y así sucesivamente.
En este sentido, no son pocos los testimonios que pueden ponerse
como ejemplo para referir que las motivaciones subjetivas que impulsan
a un joven a migrar hacia los Estados Unidos —viviendo él, por ejemplo, en una comunidad indígena de la sierra de Oaxaca—: “tienen que
ver con: 1) la búsqueda de un nuevo estilo de vida que les permita movilidad física y social; y 2) la búsqueda de nuevos modelos de pareja y familia” (Aquino, 2012, p. 47).
El problema a investigar, entonces, es la autorreproducción del sistema o, lo que es lo mismo, ¿cómo se relacionan de un modo continuo
las selecciones de los miembros de esa comunidad instituyendo reducciones de complejidad? Quien vive en una sociedad recibe de ella los límites para las selecciones que puede actualizar en la comunicación, es
decir, los límites de una sociedad no son geográficos (las figuras de familias transnacionales, paternidad semipresencial, redes trasnacionales de
apoyo, etcétera, confirman eso en el caso de la migración), sino comunicacionales: lo que quiere decir la aceptación de selecciones. ¿Bajo qué
mecanismos se acepta una selección como la de irse a otro país y dejar a
la familia?, ¿de qué manera se aceptan selecciones como la de formar un
núcleo doméstico monoparental, la exogamia, la jefatura familiar femenina, la renuncia a cargos comunitarios?
De manera hipotética sugerimos que hay una variación en la diferenciación primaria de estas sociedades expulsoras de migrantes, esto es,
en la primera reducción de complejidad. Gracias a tal variación es que
siguen funcion [