Georgina M. Arredondo Ayala & José Luis Arriaga Ornelas
salidas de los jóvenes (…) no deben verse como un abandono de la comunidad (…) es más bien un esfuerzo por reconstruirla y un intento por
establecer otro tipo de relaciones con ella” (Aquino, 2012, p. 47).
Explorando derroteros para conocer las
implicaciones del fenómeno migratorio
Se pueden contar por centenares los estudios relacionados con la demografía de la migración, con los factores económicos vinculados a ella,
con las políticas públicas, con las agendas binacionales, con la discriminación, la criminalización y los derechos humanos. No es en ese campo en el que se mueve esta propuesta metodológica; más bien lo hace en
el ámbito de las subjetividades. Las investigaciones en este plano no son
nuevas, es solo que se han centrado en las motivaciones subjetivas para
migrar. Mezzadra (2005) sostiene incluso que fue Max Weber el primero
en ponderar la importancia de las motivaciones subjetivas para el análisis de los procesos migratorios; y remite este antecedente al estudio que
Weber llevó a cabo sobre las condiciones de los trabajadores agrícolas
en las provincias orientales prusianas, llegando a la conclusión de que
no eran solo motivaciones materiales las que animaban a dichos trabajadores del Este de Europa, sino las ilusiones. Desde entonces y hasta la
fecha siguen siendo pertinentes las preguntas sobre las motivaciones subjetivas que tienen las personas para migrar, lo que significa atender “los
sentidos que ellos mismos le dan a su migración” (Aquino, 2012, p. 45).
Para la teoría de sistemas que propone Luhmann la actualización de
una selección es la base para la apertura de posibilidades ulteriores de
actualización, así que les da sentido. Nos parece pertinente avenirnos a
la idea de que una acción tiene en el otro extremo de su forma la potencialidad y que juntas generan el sentido. Esto quiere decir que en el acto
22 | Paradigmas, ene.-jun., 2014, Vol. 6, No. 1, 11-35