Paradigmas Vol. 6, N. 2 | Page 107

Martín Retamozo El análisis de la cuestión de los intelectuales en el marxismo es objeto del capítulo III. Altamirano argumenta que si bien el tema no concitó la atención de Karl Marx, los rastros que pueden seguirse del tratamiento de la ideología y de los ideólogos han sido objeto de diversas apropiaciones. Fue Karl Kausky uno de los primeros en asumir sistemáticamente el desafío de ubicar a la intelligentsia en el escenario de la militancia socialista de finales del siglo XIX, habida cuenta de la cantidad de hombres de ideas que se acercaban al movimiento. Kausky explica que como consecuencia de la división del trabajo manual y espiritual detectada por Marx, se produce la existencia de un grupo en el seno de la burguesía que adquiere características específicas. Así, por un lado, el autor busca reducir esa nueva clase media a categorías socioeconómicas que expliquen sus intereses; por otro, se topa con la heterogeneidad al interior de esa clase y, finalmente, con la invocación de ciertas conductas esperables por el acceso de miembros de este grupo a verdades históricas o movilizaciones éticas. Antonio Gramsci, por supuesto, es el protagonista medular en este capítulo. La propia teoría de la historia que desarrolla el pensador italiano ubica a la política y la cultura en un lugar original para la tradición marxista. En esta concepción la disputa por las ideologías pasa a ser un terreno inescindible de la constitución del proceso histórico y, por ende, de la lucha de clases. Altamirano presenta la conocida preocupación gramsciana por analizar las formas de dominación en Occidente para definir una estrategia para el partido revolucionario. Allí los intelectuales, en el campo de la sociedad civil, funcionan como una instancia de organización de la hegemonía sobre los otros estados sociales. De allí se derivan dos cuestiones claves para el marxismo: la relación de los intelectuales con las clases fundamentales y los dispositivos que median entre los grupos sociales y el Estado. El análisis de la primera cuestión lleva a Gramsci a su famosa distinción entre intelectuales orgánicos e intelectuales tradicionales, el de la segunda a su concepción de la sociedad civil. 184 | Paradigmas, jul.-dic., 2014, Vol. 6, No. 2, 181-188