Marradi
sencillas técnicas cuantitativas: por ejemplo, para evaluar el nivel de acatamiento a las leyes en el período prohibicionista, se instruía a los jóvenes
investigadores a contar el número de botellas vacías de cerveza y otras bebidas alcohólicas que se veían en los cubos de basura que aun hoy en día se
encuentran cerca de la escalera de seguridad en la mayoría de los condominios norteamericanos.
En efecto, se están difundiendo serias dudas sobre la oportunidad de
adoptar la superficial contraposición cualidad/cantidad como criterio principal para distinguir las diversas aproximaciones entre las ciencias humanas. Entre otros, Leonardi (1991) ha criticado esta contraposición con gran
riqueza de argumentaciones.
A pesar de eso, los que sostienen o admiten la inoportunidad de aquella contraposición cuando la tematizan, puntualmente utilizan las cómodas
categorías ‘cualidad’ y ‘cantidad’ cuando tratan al sujeto sin tematizarlo críticamente. Entonces, se puede prever que la dupla cualidad/cantidad permanezca en la escena hasta que –por motivaciones todavía desconocidas,
pero quizás poco ligadas a estas u otras argumentaciones críticas– los dos
términos pasen tranquilamente de moda.
Por el momento podemos alegrarnos al constatar que todos utilizan
aquellas categorías, pero pocos las defienden explícitamente y tratar de enfrentar directamente el tema de estas breves consideraciones, es decir, proponer una distinción que parece tener mejores fundamentos. En sí mismos,
los tres tipos de investigación que yo propongo distinguir no son por cierto una novedad; a pesar de eso me parece bien profundizar la naturaleza y
el alcance de las distinciones entre ellos.
14 | Paradigmas, ene.-jun., 2013, Vol. 5, No. 1, 11-38