Paradigmas Vol. 4, No.1 | Page 21

Los conflictos entre los requisitos de la teoría fundamentada y las exigencias institucionales
los dos autores mencionan:“ estos sociólogos hacen demasiado énfasis en la rigurosa prueba de las hipótesis, en vez de enfatizar el descubrimiento de qué conceptos e hipótesis son relevantes para el área sustantiva que está siendo investigada”( Glaser & Strauss, 1965, p. 5).
En 1967 Glaser y Strauss introdujeron a la teoría fundamentada, en términos polémicos, como una nueva forma de investigar en las ciencias sociales y en la sociología. La discusión se centraba en la especulación y en los métodos basados en el modelo deductivo que predominaban en Occidente en aquel momento. Los investigadores construyen con este tipo de métodos un marco especulativo y teórico basado en las teorías existentes antes de proceder deductivamente a aplicar una teoría a los datos empíricos y, por lo tanto, a explicar los fenómenos observados. Esto es, en otros términos, el modelo hipotético-deductivo.
En lugar de“ forzar” los datos en un marco teórico, Glaser y Strauss proponen una perspectiva inductiva y un método emergente. El resultado del proceso de investigación es una teoría que emerge de los datos.
Según los investigadores consultados durante esta investigación, es esta perspectiva fundamentalmente inductiva la que entra en conflicto con los requisitos intrínsecos e institucionales que se encuentran al momento de presentar este tipo de proyectos ante comités de aprobación de tesis o de evaluación de becas. Uno de los participantes expresó que hubo una oposición inmediata en su comité de tesis cuando dijo que iba a utilizar el método de la t. f. y que incluso algunos de los profesores dijeron que este no era un método científico. Otro participante planteó que su comité de tesis le permitió utilizar el método de la t. f. solo si trabajaba además con hipótesis y una base teórica; por supuesto, esto significaba que le permitirían utilizar la t. f. si de hecho no la empleaba. A uno de los participantes se le pidió que les explicara a sus docentes el método, de manera tal que ellos pudiesen votar por la aceptación o no de este. Lo que se hizo evidente al analizar estos datos, es que es muy fácil trabajar con la t. f. en un departamento en el que ya muchos profesores la utilicen; por el contrario, en uno en donde ningún profesor la emplee, hay una oposición constante y subversiva a su uso.

Paradigmas, ene.-jun., 2012, Vol. 4, No. 1, 9-39 | 19