García & Belén
función de las figuras redondeadas de las aldeas. Existe, por lo tanto, un condicionamiento psico-socio-cultural de la percepción que opera sobre el sistema categorial de referencia mediante el cual el sujeto conoce al « objeto ». Dicho condicionamiento, siempre referido al momento y al lugar, se articula: a) a través de las estructuras de la cultura: pautas de conducta, valores internalizados, configuración sociocultural del carácter y de la personalidad, etc.; b) por medio del lenguaje que obra como clasificador de la experiencia( Vázquez, 1994, p. 14).
Las ciencias forman un cuerpo de conocimientos que denominamos científico. Pero este no es el único modo de interpretar la realidad; existe además una aproximación a la misma desde el sentido común( siempre histórica y culturalmente condicionado) y un conocimiento mítico, mágico, religioso, filosófico y estético del mundo fenoménico.
Sin embargo, a lo largo de la historia, no siempre se ha considerado que el arte pueda proporcionar saberes. Sin duda, la objeción principal ha sido aquella que iguala conocimiento con conocimiento objetivo. Desde la concepción basada en la ciencia moderna, este último consiste en el tránsito del sujeto concreto al sujeto epistémico, un meta-sujeto tácito de la cognición que poseía una « visión desde ninguna parte »; es decir, sin el referente subjetivo del que ve. « El sujeto psicológico, con su historia personal y sus apetitos peculiares, fue separado de su doble epistemológico, concebido este último como una especie de amplio alcance »( Jay, 2009, p. 47).
La experiencia para ser tomada en serio tenía que ser pública, reproducible y verificable mediante instrumentos objetivos. Este ideal de la generalización a partir de experiencias reproducibles, cuyo propósito era explicar aquello que se había observado según los mecanismos de las leyes naturales, pasó a ser el método científico tout court. Según Gadamer( 1960 / 1991), para el método científico una experiencia solo es válida si se la confirma; en este sentido, su dignidad reposa en su reproductibilidad, pero esto significa que la experiencia cancela su propia historia por su propia naturaleza.
En ese marco, el conocimiento resulta entonces solamente lo que puede repetirse y lo real es, en definitiva, lo que se puede experimentar de manera repetible. De acuerdo a esta tradición gnoseológica, un conocimiento basado en lo sensible o en la emoción resulta una paradoja, dado que este solo puede alcanzarse cuando se supera la individualidad de lo sensible o la subjetividad del sentimiento. El
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