De la física cualitativa
posee para medir los movimientos celestes demuestran que no es el movimiento el que mide a la mente, sino que es la mente la que mide el movimiento( 2008, pp. 105-106).
El peso, la altura, el volumen o la masa de un « objeto » o de una « sustancia » no son el « objeto » o la « sustancia » y pueden ser subsumidos en los pesos, altura, volúmenes y masas de otros « objetos » o « sustancias » sin importar su identidad ni la de los otros.
Los múltiples tiempos y espacios de los concretos reales percibidos por el sentido común son falsos; el tiempo y el espacio verdaderos son los que los contienen a todos; son el tiempo y el espacio abstractos opuestos al tiempo y al espacio sensibles. Es decir, Platón versus Aristóteles.
Así, pues, el lugar – locus – es algo que está en los cuerpos y en el cual están a su vez los cuerpos. Y, del mismo modo que el movimiento es un proceso en el que los cuerpos cambian de lugares sin llevárselos con ellos, sino dejándolos para otros, la distinción entre espacios relativos y absolutos implica necesariamente la distinción entre movimiento relativo y absoluto y, vice versa, está implicada por ésta( Koyré, 2005a, p. 154).
Asombrosamente, Nicolás de Cusa había planteado ya una idea muy cercana al absoluto newtoniano. Dice: « En efecto, el concepto absoluto no puede ser otra cosa que la forma ideal de todo aquello que puede ser concebido, la cual es la igualdad de todas las cosas capaces de ser formadas »( 2008, p. 46). Y más adelante: «... lo que no es ni más grande ni más pequeño lo llamamos igual. El ejemplar absoluto es, por tanto, igualdad, precisión, medida o justicia, e idénticamente también verdad y bondad, y es la perfección de todos los ejemplares »( p. 49).
Conclusiones
Las teorías científicas son propuestas de intelección de problemas filosóficos y se construyen con categorías y conceptos que expresan las concepciones ontológicas o epistemológicas de Platón o Aristóteles, a pesar de que éstas son antagónicas. Para Platón en el alma radica lo verdadero que es inmutable e infinito y está escrito en lenguaje matemático. La ciencia galileo-newtoniana aplica la matemática
Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 9-29 | 27