Paradigmas Vol. 3, No. 1 | Page 27

De la física cualitativa
desarrolladas por Aristóteles en el siglo IV a. C. En el siglo II de nuestra era, Tolomeo ideó un sistema astronómico detallado que especificaba las órbitas de la Luna, el Sol y todos los planetas( Chalmers, 2001, p. 99).
Pero en el siglo xvi, Copérnico da a conocer una teoría en la que se sostiene que la Tierra se mueve alrededor del Sol conjuntamente con un grupo de planetas, en un mundo finito pero inmenso « comprendido en una esfera material u orbe, la esfera de las estrellas fijas, que posee un centro, un centro ocupado por el Sol »( Koyré, 2005a, p. 35). Entre los presocráticos se desarrollaron dos líneas interpretativas del movimiento: una, en la que el movimiento( entendido como cambio o como desplazamiento de un objeto) es efecto de causas independientes a las cosas que se mueven y, otra, en la que el movimiento es concebido como algo dado. En el primer grupo se encuentran Parménides, Empédocles y Anaxágoras; en el segundo, Anaximandro, Anaxímenes y Heráclito( Herbig, 1991, pp. 281-282). La concepción del movimiento como algo dado es asumida por Galileo y Newton, en tanto que Aristóteles y sus seguidores asumen la concepción originalmente asumida por Parménides.
Galileo aplica la matemática a la física y la física a la astronomía. No discute la aplicabilidad de la matemática y la geometría a la física, ni si los objetos celestes son objeto o no de estudio de la física. Lo hace. Las observaciones telescópicas de Galileo corrigen y refuerzan la teoría copernicana y es con Newton cuando se unifica el reino del cielo y el de la tierra. Newton es la cumbre de la matematización y geometrización del mundo.
La línea recta está asociada a la idea de infinitud del universo desarrollada por Galileo y contrapuesta a Ptolomeo, lo cual confronta la filosofía de Platón con la de Aristóteles. La curva expresa la idea del eterno retorno: tanto del punto físico de partida como del punto histórico social. En la línea curva, el punto de partida es punto de llegada, lo cual implica la idea de circularidad del universo, reforzada por la inexistencia de la línea recta en la naturaleza. El punto de partida, en la teología judeo-cristiana, es Dios; el punto de llegada es el Reino de los Cielos, con Dios. El punto de partida, según Marx, es el comunismo primitivo y el punto de llegada es el comunismo. El punto de partida, en Hegel, es la Idea Absoluta y el punto de llegada el Espíritu Absoluto.

Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 9-29 | 25