De la física cualitativa
distinguir por abstracción. Los cuerpos no están en el espacio, sino tan sólo entre otros cuerpos; el espacio que « ocupan » no es nada distinto de ellos mismos( 2005a, p. 99).
En el caso de la radicalización de la postura cartesiana contra Bruno y Kepler, Descartes está asignándoles un carácter conceptual a las categorías aristotélicas de « espacio » y « materia » sustentadas por Bruno y Kepler. Descartes asume la matemática pitagórico-platónica y la geometrización de lo real conjuntamente con la concepción aristotélica del espacio como continuum que implica la negación del vacío en todas sus acepciones. Véase cómo en la constitución de una teoría se integran categorías de diferentes racionalidades teóricas que posteriormente pueden ser pensadas como antagónicas. Antes que Descartes, Nicolás de Cusa ya lo había hecho y lo mismo sucede con Giordano Bruno y con Kepler: construyen teorías híbridas cuya contradictoriedad racionalidad interna impide su asunción por otros científicos o filósofos.
El razonamiento cartesiano que desemboca en la negación del vacío únicamente tiene validez en función de la ontología aristotélica: al no ser el espacio vacío ni sustancia ni accidente, sólo puede ser nada, y la nada, como evidentemente no puede poseer atributos, no puede ser objeto de mediciones; el volumen, la distancia, no pueden medir la nada; las dimensiones deben ser dimensionales de algo, es decir, de una sustancia y no de la nada( Koyré, 2000, p. 309).
En Newton, el vacío leucipiano es convertido en universo y el universo en espacio infinito y vacío absoluto; el mundo es tiempo y espacio constituido por átomos que, en integraciones diferenciales, constituyen los objetos de la sensación. Ese mundo opera bajo leyes que pueden ser descubiertas por experimentación dado que están en lo real con independencia de la conciencia( Pérez, 2005, p. 335).
Posiblemente la idea de diferencialidad aristotélica entre la fisicalidad terrenal del mundo sublunar y lo celestial del mundo supralunar proviene de Demócrito quien sostiene que:
el alma es corpórea y de naturaleza ígnea, compuesta del mismo fuego que el que se encuentra en los cuerpos celestes. Ella mueve el cuerpo, en el cual reside, de la misma manera como ella se mueve a sí misma. Esta alma es mortal y muere con el cuerpo; los átomos que la componen se separan en ese mismo momento. Los contactos con los cuerpos externos mueven el alma en el cuerpo y así causan las sensaciones( Brun, 2002, p. 138).
Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 9-29 | 23