Covarrubias Villa, Cruz Navarro & Chacón Ángel
La ciencia moderna galileana nace con el régimen capitalista en su etapa mercantil, en medio del proceso manufacturero. A pesar del pensamiento geométrico-matemático de los presocráticos y de los platónicos orientado al entendimiento de lo divino( alma y cielo), en ellos no sólo no surge la idea de su aplicación al conocimiento de lo real, sino que ni siquiera se plantea su aplicación empírica en el diseño de herramientas. Dicho de otra manera, entre los griegos presocráticos y clásicos no surge la idea de la ciencia como fuerza productiva en forma de herramientas o máquinas, dado que la producción de satisfactores recaía en la fuerza de trabajo humana esclavizada.
Si descontamos el uso ocasional, no sistemático del agua en los molinos y del viento en las velas de los barcos, podemos advertir que, en general, la fuente de energía básica que utilizaron griegos y romanos fue la del músculo humano esclavizado. Ni al griego ni al romano interesó jamás la búsqueda de una ciencia aplicada a dominar la naturaleza para aliviar el trabajo humano, premisa que hoy, desde que tal cosa fue formulada por Bacon y retomada por Descartes, nos parece tan « natural » y común( Labastida, 1976, p. 54).
En cambio, en Descartes aparece claramente expresado un nuevo modo de concebir al mundo: la naturaleza como un inmenso arsenal de recursos utilizables para producir satisfactores de las necesidades humanas, la cual se puede controlar y dominar. Como dice Castoriadis:
Es el imaginario « racional » capitalista. Y que va a la par de la secularización, de la decadencia de la religión, y de la decadencia de todo sentido cabalmente instrumental, que, claro está, es a la vez profundamente inadecuada en cuanto a la cosa misma – por esta razón se necesita filosofía – y totalmente inapropiada si se trata de cimentar la sociedad, de hacer que tenga cohesión( 2004, p. 219).
El idealismo platónico es recuperado para conocer y para actuar en el dominio de la naturaleza y en la explotación capitalista del trabajo humano.
El mecanicismo de la física clásica – galileana, cartesiana, hobbesiana, ciencia activa, operativa, que debe hacer del hombre « el dueño y señor de la naturaleza »– se explicaría, entonces, por ese deseo de dominación, de acción; sería una simple transposición de esta actitud, una aplicación a la naturaleza de las categorías del pensamiento del homo faber; la ciencia cartesiana – y a fortiori, la de Galileo – sería, como se ha dicho, « una ciencia de ingeniero »( Koyré, 2005b, p. 2).
20 | Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 9-29