De la física cualitativa
mismo sucede con los demás sentidos. Sostiene Descartes: « el sentido de la vista no nos garantiza la verdad de sus objetos menos que los del olfato o del oído la de los suyos; en cambio, ni nuestra imaginación ni nuestros sentidos podrían garantizarnos jamás cosa alguna si nuestro entendimiento no interviniera »( 1970, p. 72).
Efectivamente, los sentidos pertenecen al cuerpo del sujeto, al igual que lo sentido, lo cual pone en duda la existencia de todo cuanto esté fuera del sujeto y torna completamente subjetivo lo percibido; en cambio, la cuantificación de los objetos exteriores no depende de la subjetividad sensorial y, por lo tanto, permite un conocimiento objetivo, entendido éste como la correspondencia entre la figura de pensamiento construida y el objeto real del cual se construyó esa figura. Contar, medir, pesar, etcétera, dependen del instrumento y de la precisión en él lograda y no de capacidades sensoriales de los sujetos. Lo expresado cuantitativamente por los instrumentos de medición es tratado matemáticamente y, por tanto, sometido a la lógica matemática, que es una lógica ontológica.
De este modo, la matemática y la geometría, que entre los aristotélicos sólo eran utilizadas para estudiar el cosmos, bajan ahora a la tierra y son usadas para conocer la física terrestre, es decir, el « mundo sublunar » de Aristóteles. Dice Descartes:
todas las cosas que pueden caer en el conocimiento de los hombres se deducen unas de otras de igual modo, y que, a condición solamente de abstenerse de admitir por verdadera ninguna que no lo sea, y de que se guarde siempre el orden debido para deducirlas unas de otras, no puede haber ninguna tan lejana que no se pueda alcanzar ni tan escondida que no pueda descubrirse( 1970, p. 48).
El señalamiento de Koyré es contundente:
Galileo fue quizá el primero que creyó que las formas matemáticas se realizaban efectivamente en el mundo. Todo lo que está en el mundo está sometido a la forma geométrica; todos los movimientos están sometidos a leyes matemáticas, no sólo los movimientos regulares y las formas regulares, que quizá no se encuentran en absoluto en la naturaleza, sino también las mismas formas irregulares. La forma irregular es tan geométrica como la forma regular, es tan precisa como ésta; solamente es más complicada. La ausencia en la naturaleza de rectas y círculos perfectos no es una objeción al papel preponderante de las matemáticas en la física.( 2000, p. 49).
Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 9-29 | 17