De la física cualitativa
trazadas. El círculo, el triángulo o el rectángulo pensados jamás podrán ser trazados sobre un pavimento pues,
cuando el alma indaga mediante órganos corpóreos, lo que encuentra es variable, mientras que en cambio cuando indaga mediante sí misma, lo que encuentra es estable, claro, límpido y fijo. No pertenece, pues, a la naturaleza de las cosas variables que aferra con el sentido, sino a las de las invariables que encuentra en sí misma( de Cusa, 2008, p. 105).
Nicolás de Cusa es un parteaguas histórico de tránsito del pensamiento aristotélico al platónico en la Edad Media. Su concepción de la geometría y del cálculo es totalmente platónica, mientras que sus concepciones de tiempo, espacio y movimiento pertenecen al pensamiento aristotélico. En Nicolás de Cusa el tiempo es la rítmica y la cadencia con la que deviene el ente; el espacio es su materialidad existencial, el lugar ocupado y el movimiento su mutabilidad y desplazamiento. De este modo, el tiempo, el espacio y el movimiento de un elefante son diferenciales de los de una mosca, un árbol o una galaxia; de ahí que no hay un espacio más allá de los entes existentes, un tiempo aplicable a todos, ni un movimiento más allá de la existencia de un ser concreto.
Para Aristóteles, la matemática es una ciencia abstracta distinta a la ciencia de la naturaleza y de la sabiduría, y la conciencia se apropia del mundo exterior haciendo uso de los sentidos; el espacio es un continuum; la Tierra no se mueve y está en el centro del universo y el movimiento, el tiempo y el espacio son cualidad de los objetos concretos. De esta manera, cada objeto es tiempo, es espacio y es movimiento y, si el espacio es el lugar ocupado por un objeto, todos los lugares están ocupados dado que en ellos siempre hay un objeto y no un vacío. El vacío sólo existe en las figuras geométricas y no en los objetos reales, por lo que la geometría no sólo no es útil para la física sino que es inaplicable. Además, no existen en la realidad objetos cuya forma corresponda con la de las figuras geométricas mensurables, por lo que no tiene función cognitiva alguna que los objetos reales sean medidos o pesados. La concepción aristotélica del espacio incluye la idea de que
entre el mundo y dios se extiende una zona intermedia que no es ya la del metaxy platónico, es decir, la esfera de los entes matemáticos, sino que consiste en el conjunto de los cuerpos y de las esferas celestes, incorruptibles, eternas, porque están hechas de éter, es decir, de materia estructuralmente diferente de la del mundo sublunar( Reale, 2007, p. 33).
Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 9-29 | 13