Investigar el arte
y la arquitectura), escénicas, audiovisuales o musicales, deviene un sistema pedagógico para encauzar un don natural cuyo portador, ante todo, debe ser cuidadosamente seleccionado.
Cuando se habla de arte, en especial desde la academia, es aconsejable diferenciar tres grandes campos: creación artística, pedagogía artística e investigación artística. A su vez, para entender la dialéctica interna de cada manifestación artística, es preciso acercársele desde tres áreas metodológicamente bien establecidas en los currículos de las escuelas de arte: historia de la manifestación artística; análisis y crítica de su producción; e investigación de dicha expresión artística en un periodo, lugar, movimiento o tendencia, género u otra taxonomía, autor o autores, obras particulares.
Si ordenamos en niveles lo que recién hemos llamado“ áreas metodológicamente bien establecidas”, tendríamos que decir que el nivel dos( análisis y crítica) contiene al nivel uno( saber histórico) como basamento indispensable para su despliegue, y que el nivel tres( investigación), por su parte, contiene y se nutre de los dos niveles precedentes, pues en arte no se puede investigar al margen de la historia de lo investigado y del análisis de lo producido en su evolución. Al propio tiempo, la investigación lega nuevos conocimientos que perfeccionan el acercamiento histórico, y enriquece las perspectivas de análisis de las obras.
En cualquiera de sus manifestaciones, la creación artística parte de una inspiración, una idea poética que el creador toma, retoma y modela con sus herramientas propias, hasta arribar a una propuesta, muchas veces inacabada, que no sólo es fruto de mezclas y depuraciones de referentes culturales y técnico-artísticos. Igualmente, la obra de arte deriva de
Paradigmas, [ número especial ], 11-29,( 2009)
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