Outlander Magazine Número 6 (enero 2018) | Page 27

ocupaban altos cargos pero eran de origen humilde. Para ellos, los altos cargos debían estar únicamente ocupados por la nobleza.
De esta manera, Darnley encontró apoyo para llevar a cabo su venganza: una noche, cuando la joven María se encontraba ya embarazada de seis meses, los conspiradores, Darnley a la cabeza, entraron en la pequeña sala donde María estaba cenando con Rizzio y cinco personas más, cogieron a Rizzio y le propinaron cincuenta y seis puñaladas. El llanto de dolor de la reina era devastador. Tanto, que Darnley, que se había quedado sujetando a la joven monarca, se arrepintió de la maldad que acababa de cometer, y se puso del lado de María a la hora de su venganza; pues la reina, al ser informada de la muerte oficial de su mejor amigo, decidió que se vengaría de todos aquellos que participaron en la matanza, que tenían también intención de encerrar a María y dejar que Jacobo, duque de Murray, llevase el gobierno del país junto con Darnley como rey.
Bothwell instaba a María a romper sus lazos matrimoniales con Darnley para poder estar juntos
Jacobo VI de Escocia
Finalmente, y tras el nacimiento de su hijo el 19 de junio de 1566, María perdonó a su hermano Jacobo, que pudo volver a Escocia, y a algunos de los insurrectos que mataron a Rizzio, aunque otros fueron ejecutados por su crimen, como por ejemplo George Douglas, que fue quien asestó la primera puñalada. Todo esto fue con motivo de conseguir un tiempo de paz en su reinado, pues desde que llegó a Escocia no hubo ni un sólo momento en el que pudiese gozar de felicidad y armonía. Sin embargo, eso nunca fue posible, no para María Estuardo.
Por estos tiempos, tras el bautizo del pequeño príncipe Jacobo, al cual Darnley no asistió; María conoció a Jacobo Hepburn, conde de Bothwell, el cual había librado una batalla personal con todos aquellos que no apoyaban a la reina, consiguiendo limpiar en cierto modo Escocia de sus enemigos, y haciendo respetar la autoridad de la reina. Por este motivo, y a pesar de que los métodos no eran los más apropiados, María le acogió como a uno de sus protegidos por velar por sus intereses, y creció la llama del amor entre ellos a pesar de todo, mientras que la suya con Darnley cada día se iba apagando más. Por
mucho que le perdonase, no era capaz de vivir un matrimonio con el asesino de su mejor amigo, Rizzio. Bothwell instaba a María a romper sus lazos matrimoniales con Darnley para poder estar juntos, y este último, que veía como su vida corría peligro, decidió irse de Escocia, pero no fue posible: sufrió el contagio de la viruela en Glasgow.
Escocia entera sabía que Bothwell fue el asesino del rey
En este momento, María se volcó con él. Se reconciliaron como matrimonio y le cuidó como una amada esposa cuidaría a su marido. El 6 de enero de 1567, volvieron juntos a Edimburgo, donde Darnley se hospedó en la casa del antiguo párroco, y la reina se alojó junto con el joven príncipe en el Castillo de Holyrood, por miedo de que el pequeño se contagiase de su padre. Una noche, más concretamente la del 5 de febrero, María se retiró al castillo para asistir a un baile de máscaras en honor al enlace matrimonial de una de sus damas después de pasar el día con Darnley. Esta situación la aprovechó el propio Bothwell, que mientras la reina se encontraba en la fiesta, mandó a sus criados a estrangular a Darnley y su criado, para después llenar la casa de pólvora y prenderla, haciendo que la casa entera saliera volando por los aires, de tal manera que las pruebas del delito quedarían borradas.
Toda la nobleza, y prácticamente Escocia entera, sabía que Bothwell fue el asesino del rey de Escocia. Sin embargo, en el juicio que se celebró por insistencia del conde de Lennox, padre de Darnley, no se pudo demostrar su culpabilidad; por lo que quedó absuelto de todos los cargos. Ese mismo día, para celebrarlo, Bothwell invitó a una taberna a todos los nobles y jueces que habían asistido al anterior evento, y les hizo firmar una declaración en
la que le consideraban totalmente inocente de la muerte de Darnley y le proponían como mejor candidato para que María se desposase de nuevo. Así, el 24 de abril, cuando María estaba volviendo de Stirling a Edimburgo, fue sorprendida por Bothwell, capitaneando a mil hombres, que desarmaron a los sirvientes de María y la llevaron al Castillo de Dunbar, del que Bothwell era gobernador, para que le perdonase de forma oficial la violencia con la que había sido secuestrada y se casara con él; así fue cómo el 15 de mayo de 1567, María tomó como su tercer esposo a Jacobo Hepburn, conde de Bothwell.
EL pueblo escocés se revolucionó. No podían tolerar una unión con alguien como Bothwell, y menos que éste les gobernase. Por este motivo, tuvo lugar una insurrección en la que María y Bothwell se quedaron solos. Él huyó a Edimburgo y se embarcó, dedicándose a la piratería por los mares del norte hasta que fue arrestado por los daneses y murió encarcelado allá por 1576.
María tuvo que firmar la abdicación del reino en su hijo, quedando como regente su hermano Jacobo, duque de Murray
Por otra parte, María tuvo que sufrir una humillación como nunca se había visto antes. Fue llevada por la muchedumbre revolucionaria por las calles de Edimburgo, teniendo que escuchar infinidad de insultos y sin poder quitar los ojos de la bandera revolucionaria, en la que aparecía el cadáver de Darnley bajo un árbol y a su lado el pequeño príncipe Jacobo rezando a Dios para que vengasen la muerte de su padre. Este horrible acontecimiento despertó la compasión en los grandes señores por María, que decidieron sacarla de Edimburgo y encerrarla en Castillo de Lochleven, situado en una pequeña isla en el Lago Lochleven, pues temían
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