Outlander Magazine Número 6 (enero 2018) | Page 26

María decidió contraer de nuevo matrimonio y dar un heredero a la corona de Escocia que le asegurase su posición, situación que dejaba en desventaja a Isabel de Inglaterra como soberana soltera y sin descendencia.
Por desgracia, María no tenía únicamente el problema de Knox, sino que tenía más frentes de batalla abiertos. Los nobles la instaban a contraer de nuevo matrimonio para dar un heredero; no sólo para Escocia, sino para Inglaterra. Isabel había declarado su intención de no contraer matrimonio jamás, alegando que ella era capaz por sí misma de reinar a un país; sin embargo, si esto no cambiaba y María tenía un hijo, se convertía en la máxima heredera a la corona de Inglaterra. Por este motivo, y para asegurarse las espaldas, María se puso a buscar un nuevo pretendiente con quien contraer matrimonio. Sin embargo, su prima Isabel no estaba precisamente entusiasmada con la idea; cabe decir que, a pesar de esa relación entre
Isabel I de Inglaterra
primas que parecía ir por buen camino, Isabel no actuaba de corazón, sino que era todo falso. Así, cuando llegó a sus oídos que María buscaba pretendiente, hizo todo lo posible para evitar que se casara.
Numerosos pretendientes europeos enviaron sus intenciones a María, tales como el archiduque Carlos, tercer hijo del emperador Fernando I, don Carlos, príncipe hereditario de España, y el duque de Anjou, que sería posteriormente rey de Francia bajo el nombre de Enrique III. Sin embargo, María sólo podía pensar en su propio país, en Escocia, y el enlace mediante matrimonio con un heredero al trono extranjero únicamente habría dividido más su propio país y puesto trabas para ser la heredera del trono inglés. Por este motivo, se encontraba decidida a contraer matrimonio con un inglés de alta cuna, y así fue: se casó con un pariente lejano suyo, Enrique Estuardo, Lord Darnley, hijo de Margarita Douglas y el conde de Lennox.
Lord Darnley era muy apuesto, pero carecía de toda moral y ética, y era conocido por sus violentas pasiones. Aun así, María accedió a casarse con el por su posición, por lo que eso conllevaba y para así poner fin a las incesantes pretensiones de su prima Isabel de impedirle que encontrase marido. Se trataba del matrimonio perfecto, ella escocesa y católica, él inglés y protestante. La perfecta unión para unir dos pueblos y dos religiones en uno.
Tenía a uno de sus mayores enemigos metido en su propia cama: Lord Darnley
La cólera de Isabel fue bien conocida, y su locura a raíz de ello también. Intentó impedir el matrimonio de María y Darnley amenazando al conde Lennox y, al ver que no cedían ante la presión de la reina inglesa, ésta encerró en la Torre de Londres a la condesa de Lennox, que era la única que se encontraba en ese momento bajo su poder. Además, incitó al pueblo escocés que estaba en contra del enlace a sublevarse contra María. Incluso, consiguió que su propio hermano, Jacobo, duque de Murray, muy amigo de John Knox y totalmente en contra del matrimonio con Darnley( se odiaban mutuamente como grandes enemigos que eran); se sublevara junto con otros contra María. Ésta hizo un llamamiento a las armas de todos los que estaban a su favor y, dada su gran popularidad, consiguió un gran número de adeptos, que presentaron batalla contra Jacobo y sus simpatizantes y les hizo huir a Inglaterra; donde Isabel les proporcionó asilo y comida en la misma frontera con la idea de volver pronto a Escocia.
Aún así, los enemigos de María no terminaban ahí. Tenía a uno de sus mayores enemigos metido en su propia cama: Lord Darnley. Él nunca llegó a respetar a María ni como reina ni como mujer. Se pasaba las noches ebrio saltando de mujer en mujer sin intentar ocultarlo siquiera por respeto a la joven reina. A sus diecinueve años, Darnley había conseguido ser el futuro rey consorte de Escocia, sin embargo, él quería más. No cesó de insistir a María para que le otorgase la Corona Matrimonial, esto es, la división legal de la autoridad real con la reina; no siendo suficientes todos los lujos de los que le había colmado la reina escocesa. Darnley tenía el nombre de rey, pero no era más que el marido de la reina de Escocia, por lo que si María moría, él no seguiría siendo rey. Henry Darnley, sin embargo, quería tener plenos poderes durante el reinado de María y tras su posible muerte, algo en lo que María estaba totalmente en contra. Darnley era altamente inestable, y con todas las conspiraciones que había a su alrededor, alentadas tanto por protestantes como por la reina Isabel, no podía arriesgarse a otorgarle todo el poder de la corona de Escocia a un hombre, porque entonces todos aquellos que estaban en contra de sus ideales religiosos y del hecho de ser una mujer, no tardarían en deshacerse de ella.
Para no ceder, y como apoyo moral de María, estaba David Rizzio, un gran amigo de la reina al que pedía consejo constantemente. En un principio, Rizzio y Darnley fueron amigos pero, tras las sospechas de este último sobre las ideas que le podía estar metiendo Rizzio en la cabeza a la joven reina para no otorgarle la Corona Matrimonial, Darnley quiso vengarse.
Rizzio era de origen humilde, piamontés, un conocido de múltiples lenguas, política, economía y música. Por estos motivos fue ascendiendo hasta ser el Ministro de la Corona y ser admitido en la sociedad íntima de la reina, como su mayor consejero. Por este motivo, numerosos nobles estaban en contra de Rizzio, pues es bien conocida la aversión que siempre tuvo la nobleza por aquellos que
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