Outlander Magazine Número 4 (septiembre 2017) | Page 24

El rey David II Bruce de Escocia( izquierda) estrechańdole la mano al rey Eduardo III de Inglaterra( derecha) / pinterest. com
lo tanto, la Dinastía de los Balliol murieron con eĺ. De esta manera, no hizo falta maś que la ambicioń de un solo hombre para llevar a Escocia a la ruina y hundirla en la humillacioń que la habiá dominado cuarenta anõs antes por culpa de otro Balliol.
“ Eduardo III recorrió todo el reino escoceś apoderańdose de plazas fuertes y poniendo guarniciones”
A pesar de ello, los patriotas escoceses, que eran los duenõs de casi todas las fortalezas, reunieron un gran ejeŕcito y sorprendieron a Eduardo de Balliol cerca de Asman y lo expulsaron de Escocia. Por ello, el rey de Inglaterra, Eduardo III, le declaró la guerra a Escocia, yendo a la batalla en Halidon-Hill. La derrota de los escoceses fue completa, llevada a cabo por el cuerpo de arqueros ingleses, que eran considerados los mejores de Europa, pues desde los siete anõs de edad se les acostumbraba y ensenãba a manejar este arma.
De esta manera, Eduardo III fue recorriendo todo el reino
24 OUTLANDER MAGAZINE escoceś apoderańdose de todas las plazas fuertes y poniendo guarniciones inglesas en ellas para asegurarse el país. Se hizo con toda la regioń en poco tiempo y con ayuda de la sumisioń de los Balliol a la corona britańica, pues le cedieron gran parte de los condados meridionales; quedando Eduardo de Balliol con el título de vasallo del monarca ingleś.
“ Ineś la Negra se hizo famosa por burlarse y zafarse del conde de Salisbury y su asedio”
Todo esto no hizo maś que alimentar el sentimiento patriótico escoceś y el odio hacia sus conquistadores ingleses; por lo que, mediante esfuerzos lentos, los escoceses fueron recuperando lo que habián perdido, y se organizaron resistencias y guerras de escaramuzas a lo largo de la regioń que diezmaron las fuerzas britańicas. Del mismo modo que hacía cuarenta anõs, el conocimiento del terreno era una gran ventaja que utilizaban los escoceses contra los ingleses. En toda esta lucha por recuperar la libertad, destacóuna mujer, Ineś la Negra, condesa e hija del regente Randolph, apodada La Negra por su tez morena y su cabello de color del azabache. Se hizo famosa porque, encontrańdose sitiada en el Castillo de Dunbar por el conde de Salisbury, ridiculizó los ataques de eśte contra las fortalezas del castillo, que fueron mediante piedras y grandes maquinarias. Ella, junto a sus sirvientas y doncellas, escalaba por los muros para limpiar con panõs los lugares donde habián impactado las rocas, como si lo uńico que pudiese hacer el conde de Salisbury fuese ensuciar las paredes de la fortaleza. Tras maś de diecinueve semanas de asedio del castillo, y con la contribucioń de los escoceses que acudieron a ayudar a la condesa; el conde de Salisbury no vio maś remedio que levantar el sitio y huir. Junto a estos escoceses acudióel mismo rey David II de Bruce, que volvióa Escocia desde Francia, pues fue en aquella corte donde se tuvo que refugiar el joven monarca para salir ileso de estos conflictos.
A pesar de estas proezas dignas de canciones, Escocia habría sido completamente domada por la corona inglesa de no haber sido por la Guerra de los Cien Anõs; en la cual, Inglaterra perdió muchos hombres y el dinero necesario para poder incorporar toda Escocia a la corona britańica.
“ Escocia fue la cerilla que prendióla mecha de la dinamita que fue la Guerra de los Cien Anõs”
Dada la amistad entre el monarca escoceś David II Bruce y el rey franceś Felipe VI, este uĺtimo mandó tropas y ayuda a Escocia para aplacar la causa britańica de anexionarse Escocia. De esta manera, Inglaterra tuvo que buscar aliados con los que contraatacar, y su rey los encontróen los Países Bajos.
Fue así que, Felipe Arteweld, el líder de los rebeldes flamencos, persuadió al rey ingleś para que reclamase la corona francesa, a pesar de haber renunciado a sus derechos al trono al reconocer públicamente a Felipe VI como legítimo rey de Francia; pues alegóhaber padecido restricciones mentales. Es por ello que Escocia, sin pretenderlo, fue la cerilla que prendióla mecha de la dinamita que fue la Guerra de los Cien Anõs.
Sin embargo, para Escocia esto no había hecho maś que empezar. A la vuelta de Francia, el rey David II, de veinticinco anõs, se encontró con una Escocia sumida en la ruina tras pasar diez anõs de guerra civil y guerra contra Inglaterra; donde reinaba la anarquía, pues cada noble se habiá nombrado prińcipe de sus propias tierras y ya no respondían ante el rey David II de Escocia. Auń así, y a pesar de su juventud y su poca experiencia tanto en el aḿbito militar como de liderazgo; consiguióunir a Escocia y llevarla contra los ingleses cuando el rey Felipe VI de Valois, tras la derrota de la Batalla de Crecy, le pidióal rey escoceś que arremetiera contra sus enemigos del sur.
Con cierta seguridad, dado que Eduardo III y la mayoriá de los nobles se encontraban en el continente, los escoceses se dispusieron a combatir contra los britańicos. Sin embargo, en ausencia del rey ingleś, la reina Felipa de Hairnaut mandaba en Inglaterra, y fue al encuentro de los escoceses con un gran ejeŕcito, compuesto de un gran nuḿero de arqueros. De esta manera, derrotaron a los escoceses haciendo prisionero a su ejeŕcito e hiriendo al rey David II de Bruce a flechazos.
Sin embargo, Eduardo III, rey de Inglaterra, estaba demasiado ocupado con Francia en ese momento, por lo que no volvió a invadir Escocia inmediatamente, sino que lo hizo nueve anõs despueś. Esta eṕoca sería conocida como Candelaria Ardiente, pues hubo un gran nuḿero de ciudades y aldeas que fueron quemadas, no sin antes los escoceses hacerse con todas las provisiones para que no les quedase na-