b) Para señalar la interrupción voluntaria de un discurso cuyo final se da por conocido o sobrentendido por el interlocutor:
�
Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable... No quiero seguir hablando de ello.
� A pesar de que prepararon cuidadosamente la expedición, llevaron materiales de primera y guías muy experimentados... Bueno, ya sabéis cómo acabó la cosa.
Es especialmente frecuente este uso cuando se reproduce un refrán o un fragmento literario de sobra conocido:
� Más vale pájaro en mano..., así que dámelo ahora mismo; � Y en mitad de la fiesta, se subió a una mesa y comenzó a recitar: « Con diez cañones por banda...».
c) Para evitar repetir la cita completa del título largo de una obra que debe volver a mencionarse: f) Sin valor de interrupción del discurso, sino con intención enfática o expresiva, para alargar entonativamente un texto:
� Ser... o no ser... Esa es la cuestión.
g) Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor que la palabra etcétera o su abreviatura:
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Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música...
Debe evitarse, por redundante, la aparición conjunta de ambos elementos:
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La obra Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, de Rafael Alberti, está llena de grandes aciertos. Los versos de Yo era un tonto... contienen algunos de los mejores hallazgos expresivos del autor. |
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Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música..., etc. Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música, etcétera... |
d) Para insinuar, evitando su reproducción, expresiones o palabras malsonantes o inconvenientes:
� ¡ Qué hijo de... está hecho! A veces se colocan tras la letra inicial del término que se insinúa:
� Vete a la m... No te aguanto más.
e) Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en suspenso: h) Entre corchetes [...] o entre paréntesis(...), los puntos suspensivos indican la supresión de una palabra o un fragmento en una cita textual:
�
« Fui don Quijote de la Mancha y soy agora [...] Alonso Quijano el Bueno »( Cervantes Quijote II [ Esp. 1615 ]).
Si se quiere dejar claro que la reproducción de una cita textual no se hace desde el comienzo mismo del enunciado, es posible escribir puntos suspensivos al inicio de la cita, sin paréntesis ni corchetes, dejando un blanco de separación respecto de la palabra a la que preceden: Al final de la obra, don Quijote pide «... un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento ». Asimismo, cuando la reproducción