Oloc TEASER | Page 17

Oloc 17 muy pesada y empezó a caer velozmente como un meteorito. Los finos brazos se transformaron en punzantes garras que lo tenían apresado. A unos metros para impactar, y no sin una sensación profunda de náuseas y vértigo, logró despertarse. * El timbre de la puerta sonó. Oloc seguía en el sofá, medio grogui, con todas las extremidades pesadas. No podía levantarse. Dos personas vestidas de bata blanca entraron y se quedaron de pie frente a él, observándolo con gran interés. Eran la doctora Balsa y su joven aprendiz. Los granos de su psiquiatra brillaban al rojo vivo con el reflejo de la luz del sol. La sonrisa forzada hizo notoria la sequedad de los labios, además de una llaga llena de pus que reposaba en el interior de su boca. Por su parte, el joven ayudante mostraba una total indiferencia y se limitaba a escuchar en todo momento a su preceptora con suma atención. —Bien, Oloc, lamentamos tu recaída de hace dos días –dijo la psiquiatra, con el tono prepotente de quien cree tener la verdad absoluta, hablando con la mandíbula un poco cerrada por la llaga–. Es una lástima, pues habías hecho grandes progresos, al parecer el fármaco evolucionaba y tu comportamiento en las últimas semanas parecía haberse estabilizado… Pero nos vemos obligados a aumentar tu estancia aquí para ver de qué se trató, si de un impulso puntual o de algo de más consistencia. Incluso, con otros miembros del consejo médico, la semana pasado habíamos estado evaluando si darte el alta o no. Personalmente, yo era la opinión que así debía ser, no me habías dado motivos para sospechar de ti, la dosis parecía efectiva, tu comportamiento era muy positivo, me atrevería a decir que todo un ejemplo del buen progreso para los pacientes de esta institución. Ahora nos vemos obligados a alargar tu ingreso el tiempo necesario,