14 Miquel Soms
El almuerzo de este día consistía en copos de soja desnaturizada,
de primero; de segundo, sushi ecológico con patatas carbonizadas
y salsa de nueces; y en los postres, yogur desnatado sin
lactosa con frutas del bosque bioecológicas, siempre rematado
por la dosis de rotazina correspondiente.
Como decía la portada de una revista publicitaria que tenía a
la vista Oloc, «no hay desequilibrio con la rotazina y en el Palacete
la comida es de rechupete, aquí siempre damos lo mejor».
En consecuencia, los platos pasaban un minucioso control de
calidad ISO, prestando atención hasta el más pequeño detalle:
todos eran de color azul marino zafiro cromado-424, ya que
estaba científicamente comprobado que su contemplación facilitaba
la buena digestión.
Oloc comía como un perro hambriento, sin ningún tipo de
consciencia, como si de una pesada rutina se tratase. Cogió la
servilleta y se secó la parte de la cara cercana a la boca, que se había
manchado con la salsa. Pulsó un botón de la mesa y apareció una
abertura por la que cayeron los platos vacíos. Había terminado.
*
Tras la comida, como mandaba el protocolo, el gran monitor
de televisión que presidía el cuarto se encendía, y tras salir el
logo de Pills & Polls acompañado por una música solemne de
influencias marciales, se daba paso a la profunda voz del doctor
Sobrius quien daba la siguiente alocución: «Dichosos vosotros
que estáis en este lugar. Daremos paz al infierno que lleváis
en vuestra mente, que pronto se apaciguará. Daremos tregua
a vuestros temores, que pronto se disolverán. Daremos caza a
vuestros instintos más violentos, que pronto se erradicarán.
Vuestra purificación será tan difícil como lo sois vosotros, pero
no temáis, aquí estáis protegidos. Y mucho antes de lo que