Odisea Cristiana Noviembre 2016 | Page 4

Dios, en amor, derramó su ira sobre el pecado que destruye a sus amadas criaturas. Así, la cruz es el juicio de Dios contra el pecado y el mal, y la demostración de su amor por los pecadores que los libera de la maldad a la vida. El propósito de Dios desde el principio fue dar cumplimiento a su amor por la humanidad. Pero los seres humanos, en su rebelión, orgullo y separación de Dios, levantaron obstáculos a ese amor, obstáculos que debían ser quitados si la comunión con Dios iba a ser restaurada y correcta. El juicio y la ira de Dios fue la poderosa remoción de esas barreras, de forma que los propósitos de su amor pudiesen cumplirse. La obra de Jesús en la cruz hizo expiación por los pecados del mundo y ganó la victoria sobre toda maldad: “Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento” (Efesios 1:38). Cuando su ira hubo logrado su objetivo, Dios nos reconcilió consigo mismo en la obra salvadora de su 4 Hijo, restaurando la paz. La ira de Dios contra el pecado y la maldad se ve en el envío de su Hijo. Si Dios no peleara contra la maldad, no tendría ira contra el pecado, y por lo tanto no habría tenido necesidad de hacer eso. La ira es parte de los medios de Dios para restaurar la relación, no un medio para perpetuar la separación. Isaias 54:8 muestra maravillosamente cómo la ira de Dios es una expresión de su amor. Notemos estas tres traducciones:  “Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno tendré compasión de ti. —Dice el Señor, tu Redentor—“ (Nueva Versión Internacional).  “Por un corto instante te abandoné, pero con bondad inmensa te volveré a unir conmigo” (Dios Habla Hoy versión castellana).  “Solo por un momento te dejé abandonada, pero con gran ternura te aceptaré de nuevo” (Traducción en lenguaje Actual). Aquí Dios, mientras le dice a su pueblo que tomen nota de su ira por sus pecados, los envuelve en su abrazo amoroso. Nota el ánimo en los versículos 9 y 10: “Para mí es como en los días de Noé, cuando juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra. Así he jurado no enojarme más contigo, ni volver a reprenderte. Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, dice el Señor, que de ti se compadece”. Dios ya ha tomado las acciones necesarias para poner fin a la enemistad Comunión de Gracia Internacional | comuniondegracia.org