acusa las consecuencias del pecado y la muerte.
2. De acuerdo con las leyes humanas de su tiempo, nació fuera de
matrimonio, como un hijo ilegítimo, por tanto, señalado y rechazado por quienes se sintieron
puros.
3. Soportó la incredulidad de sus
propios hermanos y de la gente
que no aceptaba un mesías nacido en galilea, sino en Judea, de
acuerdo con las profecías.
4. En los últimos días de vida, Jesús
mostró al mundo la crueldad de
la vida humana, recibió en carne
propia el desprecio de su gente,
su incredulidad y su crueldad;
tuvo que cargar su propio instrumento de tortura y caminar con
él hacia el lugar de su muerte, ¡y
esto él lo sabía!
¿Cree usted que Jesús cargó con su
cruz únicamente durante las horas
previas a su muerte?
La respuesta es ¡NO!
Jesús cargó con su cruz desde su nacimiento: sentenciado a muerte por
Herodes, exiliado en Egipto, establecido lejos de su propia tierra como
descendiente de David, rechazado
por su familia; pero aceptado por las
personas que tienen grandes necesidades. Jesús (y Dios en Él) entiende a
los discriminados, a los migrantes, a
los exiliados, a los nacidos fuera de
matrimonio, a los hijos ilegítimos, a
los que viven capacidades diferentes,
a los pecadores; porque Él supo cargar la cruz de todos ellos; ¡Esa fue su
cruz!
Esta vida sin Dios está muerta y nos
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lleva a todos a la muerte.
Por eso Jesús nos invita a
negarnos
a
nosotros
mismos, como Él se negó:
“Tengan la misma actitud que tuvo
Cristo Jesús. Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera
algo a lo cual aferrarse. En cambio,
renunció a sus privilegios divinos;
adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano.
Cuando apareció en forma de hombre, se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz
como morían los criminales”. (Filipenses 2:5-8)
Por eso Jesús nos invita a
tomar su cruz, como Él la
tomó: A Él le fue asignado el instrumento más perverso de la historia
para expiar a los peores delincuentes, ¿Será que Jesús se convirtió en
uno de ellos? La respuesta es: ¡Sí! ¡El
peor de los delincuentes de la historia!, porque cargó con todos los pecados de la humanidad, por tanto
merecían la pena má xima.
Por amor, Jesús expió en su cuerpo
todos los pecados de la humanidad y
los dejó en la cruz.
Y cuando Él emergió de la tumba, lo
hizo con un cuerpo limpio y puro,
santo, sin mancha y eterno, con la
cualidad de transformar a la humanidad en santa y perfecta y a la vez, introducir en la trinidad un cuerpo humano.
Por eso Jesús nos invita a
seguirlo: No ir tras Él en una caminata por la calle de la vida; no, se
trata de seguirlo en su misma vida,
muerte resurrección y ascensión.
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