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"He venido a hacer tu voluntad, oh Dios" (Hebreos 10: 7).
risto vino al mundo sabiendo
su objetivo desde el principio. Eso no podría decirse de
cualquier otro bebé.
Pienso en nuestros hijos y me pregunto qué va a pasar con ellos.
Cuando oro por ellos, le pido a Dios
que los mantenga seguros y saludables. Oro para que al crecer puedan
amar y servir al Señor. Cada uno
tiene un lugar en el plan de Dios,
pero no sé cómo se resolverá en los
próximos años.
Es poco probable que vaya a vivir lo
suficiente para ver todo lo que Dios
tiene reservado para ellos. Eso significa que oro por ellos sobre la
base de las promesas de Dios, dejando los detalles en sus manos. Yo
los miro y no sé todo lo que Dios
tiene para ellos. En este momento
de su vida, ellos no lo saben tampoco.
Pero Cristo conocía su destino
desde el principio. El vino a hacer la
voluntad de su Padre.
Los padres a menudo tienen ciertos
planes para sus hijos. Un agricultor
puede esperar que sus hijos se hagan cargo de su granja algún día.
Un empresario puede soñar que
Odisea Cristiana | Diciembre 2016
sus hijos e hijas se unirán a él en su
negocio cuando tengan la edad suficiente. Muy a menudo, los padres
esperan que sus hijos asistan a una
cierta universidad y seguirán sus
pasos. Estas esperanzas, aunque
comprensibles, no son más que
eso, las esperanzas de los padres
que sueñan cosas buenas para sus
hijos. Pero esos sueños a veces no
llegan a pasar. Los hijos a menudo
siguen su propio camino. Ellos eligen una escuela diferente. Eligen
una carrera diferente. Ellos no están interesados en la granja o el negocio familiar.
Cristo no fue así. Incluso cuando
era un bebé, sabía que había venido con un propósito. Sabiendo
que tendría una muerte sangrienta
en la cruz, dijo: "¡He venido a hacer
tu voluntad, Dios!"
El bebé en el pesebre sabía que se
convertiría en el Salvador muriendo, y vino de todos modos. Este
es el gran milagro de la Navidad.
Señor Jesús, que sabías a lo que venías, ¡y viniste de todos modos!
¡Qué bueno que viniste! Por tu vida
nos das vida a todos. Concédeme el
deseo santo de hacer tu voluntad
este día. Amén.
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