Obituario | Page 29

Preludio Las manecillas se habían detenido. El enorme reloj de pared parecía no avanzar, estancado en las 11:24. Lo observaba detenidamente; los detalles dorados que jamás notó en vida brillaban mortecinos alrededor de los números. En su pecho sintió el llamado para dejar la existencia, para abandonar lo que ahora era un eco de su forma física. Entonces recordó: fue a la habitación contigua, sintiendo como sus pies ya no eran sino plasma. Los hombres con pasamontañas que le dieran muerte seguían ahí, congelados, igual que las manecillas. Uno aún con sus dedos pulgares presionando lo que fuera su tráquea; el otro, aun penetrándola en un pandemónium de sangre. Sintió de nuevo el llamado, algo que la invitaba a desaparecer, a fundirse con la sustancia que unifica al universo y dejar la reminiscencia de su acabada forma humana. Dando media vuelta salió de la habitación, luego de la casa. Poco a poco las cosas comenzaban a moverse de nuevo, o dicho de otro modo, su conciencia se volvía a unificar con el tiempo. “No estoy lista para dejar de existir”. I “Espera” le dijo una voz por la retaguardia. Al volverse encontró una especie de nube translúcida color aqua, dentro de la cual brillaban chispas turquesa. “Vaya, en realidad no te fuiste, qué interesante” dijo con una voz que sonaba cóncava, masculina y estridente. “Lamento las condiciones en las que sucedió, créeme. Entiendo el shock, pero debes irte, digo, mientras puedas”. 4 más se acercaron; tras prestarles atención ella notó que tenían forma humanoide. “¿Aún sientes el llamado? Si lo pierdes será prácticamente imposible que regrese”, le dijo otro de los seres etéreos, acercándose. A ella le pareció curiosa su manera de entender toda la situación, o por lo menos los hechos de su deceso, y el que los seres presentes fueran de su misma naturaleza. Notó entonces que la sensación de disolverse se había extinguido, y que no lo lamentaba. “Debe haber una manera de arreglar esto.- dijo ella- No el hecho de que he muerto...” hizo una pausa larga, “quiero venganza”. II “No te conviene entrometerte en esto” le dijo el más translúcido de los 5, de pocos brillos turquesa y voz opaca. “Los que te dieron muerte se dedican a la brujería de más alto calibre. Nosotros 5 seguimos a estos hombres tratando de detener o al menos disminuir el daño que estaban causando. Sin embargo, debes saber que mientras más personas matan, mayor es su poder, y llegan a influir tanto al mundo físico como al metafísico. Verás, nos reunimos hace un rato mis compañeros y yo; decidimos seguirlos e incluso soñamos con destruirlos. Pero es inútil: cuando notaron nuestra presencia, y el hecho de no podrían ahuyentarnos por sus propios medios, acudieron a un brujo mayor que creímos nos ayudaría a volver a sentir el llamado, pero solo crearon entre los nosotros un área a la que no nos podíamos acercar, o bueno, podríamos, pero sabiendo que es igual a condenarte a ti mismo a vagar por un inframundo por más de unos cuantos lustros. Brujería bastante negra”. La chica dejó de escuchar y simplemente se abrió paso entre los espectros, regresando a su casa. Ellos la seguían a corta distancia. 29