en mañanas prácticamente iguales , normalmente intensas y con continuas consultas de los empleados por algún expediente que llevemos o por citas con los clientes . Si el día lo permite , a partir de las once y media , procuro salir de la gestoría para disfrutar de quince minutos de tranquilidad .
Como me conocen en la cafetería a la que voy habitualmente , ni me molesto en pedir , cojo el diario , busco una mesa que esté lo más alejada posible de otras más concurridas para seguir en mi mundo solitario . La dueña en cuanto me ve , me trae un vaso de agua , un café con leche y un pincho de tortilla , me bebo primero el agua , después la tortilla y el café a pequeños sorbos a la vez que leo el periódico que encuentro libre . Termino el café , dejo el periódico en su sitio , pago el importe del café más diez céntimos de propina y me marcho , muchas veces sin ni siquiera hablar con nadie o como mucho un simple adiós o gracias .
Vuelvo a la gestoría y sigo entregado al negocio del que tuve que encargarme cuando era un joven con la carrera recién terminada y no me planteaba para nada esta estabilidad al acabar mis estudios . Tenía apenas veintidós años , con sueños e ilusiones en mi cabeza y no como ahora , que me estoy convirtiendo en un solitario que regenta un pequeño negocio familiar .
Procuro ser amable y respetuoso con los empleados y también , tengo que reconocerlo , soy algo distante , seguramente no solo por respeto , si no por mi forma de ser , que no doy confianzas y vivo en la coraza que me he creado . No es porque sea estirado , es por autodefensa .
Así soy , una persona tranquila y rutinaria . Puedo decir que el negocio ha ido creciendo y ya somos una empresa respetada por la eficiencia y la profesionalidad de nuestro servicio . En tiempos en que no es fácil salir adelante , hemos logrado que nuestro negocio siga creciendo y genere más beneficios . De-
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