bería sentirme orgulloso , pero no es así , simplemente cumplo con mi obligación
Esa era mi rutina de todas las mañanas , de lunes a viernes , hasta que un día todo cambió . Fue por culpa de mi amigo Ignacio . Acababa de salir de la ducha cuando me llegó un mensaje , fui a ver quién me escribía y era él , directo como siempre : « Necesito verte , te espero a las nueve en la cafetería que está al lado de la comisaría .» Como ya conocía sus urgencias cuando necesitaba hablar conmigo , no le discutí la hora ni el lugar y le respondí con un escueto « Ok ». La cafetería está justo enfrente de la comisaría donde él es el comisario jefe . Cuando está con una investigación policial y tiene dudas , le gusta consultarme , porque piensa que le ayudo con mi punto de vista a seguir el camino correcto .
Después de quedar con él y escucharle , en vez de coger un taxi , como hacía siempre para ganar tiempo , rompí mi costumbre y decidí ir paseando hasta la gestoría . Caminaba de una manera despistada e iba pensando en lo que Ignacio me había comentado , cuando alguien me saludó .
— Hola Gonzalo , qué alegría verte , ¿ te tomas un café con nosotras ?
Me giré y era Blanca . Hacía dos años que no la veía y ocho desde que sentí un flechazo por ella que nunca pasó de ahí .
El azar o quizás el destino quiso que nos encontráramos justo ese día y ya nada fue lo mismo . Las posibilidades de que yo pasara esa mañana , cerca de las diez , por delante de la cafetería donde se encontraba con otras dos personas , eran exiguas . A esa hora siempre estaba en mi despacho . Ella se había ido a Oviedo a trabajar como abogada y puede que no hubiéramos vuelto a coincidir , como había ocurrido en todo este tiempo .
Nada fue igual desde entonces , se me despertaron todos los sentidos , el mundo se detuvo y en ese café solo existía ella , ni siquiera las otras dos mujeres con las que se encontraba , con las
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