No mas bullying Say no | Page 8

Durante la campaña presidencial de 2016, Trump visitó el Pequeño Haití en Miami, un bastión de la comunidad haitiana, en la que le dijo a una pequeña congregación: “De verdad quiero ser su defensor más grande”.

Georges Sami Saati, de 65 años, un empresario haitianoestadounidense republicano que estaba entre la multitud para recibir a Trump ese día, dijo que continúa siendo simpatizante del presidente, y enfatizó la capacidad del mandatario de “hablar sin pelos en la lengua”.

“Mira, no estoy de acuerdo con todo lo que dice”, dijo Saati y agregó que sus comentarios sobre Haití “son algo que mucha gente dice todos los días”.

No obstante, ahora que los políticos haitianoestadounidenses ejercen una influencia en el sur de Florida más grande que nunca, los líderes políticos de la comunidad —que es fuertemente demócrata— están forjando estrategias para contrarrestar lo que consideran como hostilidad hacia ellos por parte del gobierno de Trump.

Entre las manifestaciones de esta hostilidad señalan la decisión del gobierno en noviembre de terminar con un programa humanitario que permite que más de 45.000 haitianos vivan y trabajen en Estados Unidos desde el terremoto de 2010 en Haití; un informe de diciembre acerca de que Trump dijo que “todos los haitianos tienen sida”, y, la semana pasada, la remoción de Haití de una lista de países admisibles para obtener un pequeño número de visas temporales y tener empleos estacionales o agrícolas. Entre otras de las razones de esta última decisión, el gobierno citó el historial que tienen los haitianos de quedarse más tiempo del que indican sus visas.

Trump negó haber denigrado a Haití y hacer comentarios acerca del sida, aunque el episodio les recordó a algunos la manera en que los haitianos se manifestaron en contra de su inclusión en la década de los ochenta en la lista de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de grupos que tienen el riesgo más alto de contraer sida.

“Trataban a los niños haitianos como si nosotros hubiéramos creado el VIH”, dijo Francesca Menes, de 32 años, una activista política haitianoestadounidense que nació en Miami. “Fue una época muy desafiante para crecer siendo haitianos”.

Los haitianos innegablemente están influyendo en la política local y del condado, incluyendo a North Miami, una ciudad con cerca de 60.000 residentes donde la gente de ascendencia haitiana conforma uno de los bloques electorales más grandes.